Estando embarazada de ocho meses, Helena Solá fue un día a coger su coche y vio que no podía entrar. Otro conductor había aparcado demasiado cerca. Impotente, esta concejala de ERC en Cerdanyola del Vallés llamó a la guardia urbana. Mientras esperaba, un vecino se ofreció a sacar el coche. Después, los guardias le dijeron que si aquel buen samaritano le hubiera robado el coche no habría podido denunciarle por haberle dado las llaves.

Esta anécdota y otras situaciones similares llevaron a Solá a emprender una pertinaz campaña a favor de los aparcamientos exclusivos "y sobre todo, más amplios" para embarazadas.

El verano pasado, al fin, el pleno de Cerdanyola aprobó la reserva de plazas para embarazadas en las cercanías de mercados municipales y de centros de salud, aunque a día de hoy aún no están operativas. San Cugat del Vallés, colindante con con Cerdanyola, copió la idea y sí dispone ya de varias plazas para futuras mamás en aparcamientos subterráneos municipales.

Este bril el País Vasco, Vitoria concretamente, se suma a la iniciativa con un proyecto piloto de doce plazas -actualmente azules, para discapacitados- que podrán se utilizadas por las mujeres a partir de la semana 20 de gestación. El ayuntamiento responde así a una reinvindicación de las familias numerosas vascas.

¿Están los ayuntamientos más sensibilizados con las embarazadas?

El presidente de Automovilistas Asociados, Mario Arnaldo, dice que la reserva de plazas para gestantes es "residual" en los municipios españoles. Y eso a pesar de que algunas ordenanzas, como la de Madrid, lo contemplan desde el año 1980: "En los aparcamientos públicos y zonas de estacionamiento en superficie para vehículos se dispondrá al menos de una plaza por cada 100 construidas a vehículos que transporten a embarazadas...". Textual.

Fuentes del área de movilidad del ayuntamiento de Madrid explican a 20minutos.es que en "algunos aparcamientos públicos subterráneos", y citan el de la Plaza de Vázquez de Mella, hay un 2% de plazas (que resultan ser tres, según informan después vía teléfono) reservadas para embarazadas u otros discapacitados temporales. Sin embargo, las mismas fuentes reconocen que la ordenanza de 1980 no se cumple en los aparcamientos en superficie.

La edil de ERC destaca la transversalidad política de esta propuesta, que en diferentes lugares está siendo promovida por partidos políticos diferentes. Solá reconoce que, en última instancia, es una medida que depende de los ayuntamientos, pero beneficiaría que hubiera un decreto ley que obligara a dicha reserva y se incluyera en la Ley de Seguridad Vial y en el código de circulación.

En el extranjero, Nueva York está estudiando la cuestión, mientras Milán lleva tiempo reservando "plazas rosas" para las embarazadas. Y, curiosamente, investigaciones periodísticas italianas revelan que las plazas para embarazadas son más respetadas que las de los discapacitados.

Los centros comerciales privados de varias provincias españolas sí han visto conveniente la reserva de plazas "familiares". Están situadas junto a las de los discapacitados, lo más cerca posible de los accesos y salidas de las tiendas, y además de embarazadas las pueden utilizar madres o padres conductores que lleven bebé a bordo.

En Vitoria, algunas asociaciones de discapacitados han criticado que ellos tengan que compartir plazas y piden que se reserven otras nuevas para las embarazadas. También surgen voces críticas que consideran que este tratamiento de favor incide en la filosofía de tratar como "enfermas" a las mujeres por el hecho de estar esperando un bebé.

Solá lo tiene claro: "Si en el transporte público hay asientos reservados para las embarazadas y existe preferencia hasta en los restaurantes,  no entiendo como todavía no hay aparcamientos específicos para nosotras".