Por eso, muchos de los que ya han aprobado en los finales optan por hacer pirola y saltarse estas clases de repaso, que consideran innecesarias. Para remediarlo, los padres proponen que se organicen actividades alternativas que puedan interesar a los alumnos y así no dejen de asistir al instituto.
«No encuentran motivación. Somos partidarios de mantener las clases hasta el final, pero que sean útiles para todos. Los refuerzos tienen que hacerse durante el curso», explica Teresa Paniello, presidenta de Fapar.
Los centros educativos, por su parte, atribuyen este alto índice de faltas a clase a la permisividad de los padres, «que justifican y permiten las ausencias», señalaron varios directores a 20 minutos.
«Los profesores hacen lo que pueden para mantener las asistencias, pero es difícil cuando la mayoría de los chicos lo tienen todo aprobado», aseguran responsables del IES Don Bosco.
33.907 jóvenes estudian secundaria en los institutos de Zaragoza.
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