Daniel Radcliffe ya no será más Harry Potter. A sus 22 años, el actor británico, que nunca creyó que su vida laboral se reduciría a un único personaje en diez años, asume que su público debe acostumbrarse a verle haciendo otras cosas y la película La mujer de negro, dice, es "solo el primer paso".

Aunque el actor ha simultaneado en los últimos meses varios papeles en el teatro, el más sonado (y no solo por su desnudo) en Equus de Peter Shaffer, Radcliffe siempre será Harry Potter, el niño mago protagonista de las novelas de J.K. Rowling, que le han dado fama y dinero, y la posibilidad de elegir.

"Leí dos o tres guiones, pero cuando vi este sabía que lo haría, me ganó que daba mucho miedo y que nunca pensé que disfrutaría de una película de terror", explica el actor, de visita promocional en Madrid junto al director de la cinta, James Watkins.

La mujer de negro es una cinta de terror "antiguo", donde los fantasmas tienen cuentas pendientes, se balancean en mecedoras y apagan las luces a su paso mientras el miedo ancestral se identifica con muñecas de porcelana, espejos que reflejan personas inexistentes y humanos que sienten pánico ante lo desconocido.

"Esto es un primer paso (asegura Radcliffe). Nunca pensé que iba a hacer un solo papel en diez años, pero tengo que acostumbrar al público a que se haga a la idea de que me va a ver en otro tipo de películas y piense que no hay más Harry Potter".

Ahora, Radcliffe es Arthur, un joven abogado desolado por la muerte de su esposa al nacer su hijo que puede perder su trabajo si no consigue vender una antigua casona situada en un extraño paraje que queda aislado por el mar cuando sube la marea. Los lugareños viven atemorizados por el fantasma de una mujer que aparece siempre que algún niño del pueblo sufre un terrible accidente.

"Es una película para quien le haya gustado Los otros o El orfanato", opina Radcliffe: "es para ver con amigos con los que te puedas reír mientras te asustas", añade.

Harry y Arthur, con ser muy diferentes, agrega el actor, "comparten un sentido del deber, son muy realistas y también son valientes, si bien Harry por ese sentido del deber y Arthur, porque le importa un bledo si muere o vive". "Los dos son un poco antiguos, Arthur más, por los cien años que se llevan, pero más que anticuados son muy británicos, son muy ingleses, y los ingleses somos muy anticuados, como yo", bromea este joven de 1,66 metros de altura, delgadísimo, todo ojos y sonrisa.

Para el actor, que no cree "nada" en lo sobrenatural, este tipo de terror permite al público disfrutar "porque va lento", deja "a los personajes que se desarrollen; hay tensión, suspense".

"Y habla de temas que están desde hace siete millones de años dentro de nosotros: el temor a los ruidos que no sabemos de dónde vienen, a la oscuridad, temores animales. Es muy refrescante para los jóvenes que están acostumbrados a tanta sangre", concluye.