Sonia se despertó ayer antes de lo previsto: su piso, un entrebajo, se había vuelto a inundar de aguas fecales. Fue su novio quien descubrió la escena al ir a darse una ducha: del váter brotaba el líquido pestilente que se extendía hasta la entrada del piso.

«Es asqueroso, y cada vez que llueve pasa lo mismo, llevamos así dos años», comentaba esta vecina. Además de su casa y los demás bajos, las aguas fecales anegaron ayer los portales, los garajes y las bodegas de los números 8, 10 y 16 de Tomás Alonso.

«No podemos usar el ascensor porque el foso también está inundado», aseguraba otra propietaria.

El problema viene del colector, que lleva igual aguas fecales que pluviales y «en cuanto caen cuatro gotas» se desborda», afirman los vecinos. Hartos de esta situación y de quejarse continuadamente ante la Policía, Bomberos y Aqualia sin que la situación se remedie, esta vez están decididos a llevar el tema al juzgado.

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