La tan criticada reforma laboral aprobada el pasado viernes contiene tan solo dos puntos concretos para el fomento de nuevas contrataciones en algunos sectores de la sociedad: las reducciones de cuotas en los contratos de formación y aprendizaje y los incentivos fiscales y bonificaciones en los contratos indefinidos de apoyo a los emprendedores.

Ambas medidas favorecen en su mayor parte a las empresas de 50 o menos trabajadores, que según el INE constituyen el 99,23% de las empresas en España. El perfil medio al que van dirigidas estas contrataciones son jóvenes entre 16 y 30 años, con alguna excepción para los mayores de 45 años.

La Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) señala que con este punto, contenido en el capítulo segundo de la reforma (Fomento de la contratación indefinida y otras medidas para favorecer la creación de empleo), podrían beneficiarse "entre 300.000 y 400.000 trabajadores desempleados, de las cuales el 60% serían jóvenes", han asegurado a 20minutos.es.

Estos contratos (indefinidos, a jornada completa y con el periodo de prueba de un año) solo van dirigidos a las empresas con menos de 50 empleados. Para animar a estas empresas a la nueva contratación, el texto señala dos incentivos fiscales:

Aparte de estos dos incentivos, las empresas podrán acceder a una serie de bonificaciones durante tres años en la cuota de la Seguridad Social, siempre y cuando los contratados sean jóvenes de entre 16 y 30 años (3.300 euros en tres años) y mayores de 45 años (3.900 euros en tres años).

ATA ve con buenos ojos estas deducciones fiscales y bonificaciones, pero matizan que este tipo de medidas "necesitan de otras reformas como la financiera, porque sin liquidez es imposible contratar". Por ello, consideran "necesario" este apartado, aunque también creen que se debe solucionar "el acceso al crédito y la morosidad pública".

David Alva, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (CEAJE), puntualiza que el apartado de las bonificaciones es "insuficiente": "Echamos de menos una bonificación directa a la cuota del autónomo, ya que ahora mismo es excesivamente alta, entre 280 y 300 euros mensuales". Según Alva, la rebaja de estas cuotas de los autónomos "sería de mucha más utilidad y fomentaría la creación de nuevos emprendedores".

Para evitar que los empresarios abusen a partir de ahora del despido de trabajadores para beneficiarse de estas nuevas contrataciones, la nueva norma establece que no se pondrán hacer contratos indefinidos si en los seis meses anteriores se realizaron despidos improcedentes o despidos colectivos: "Sí que va a haber más contratación de jóvenes y sí que en este caso, si se les impulsa (a las pymes y autónomos), pueden sacar a bastante gente del paro", opina ATA al respecto.

Además, para optar a las deducciones fiscales y a las bonificaciones será obligatorio que el empresario mantenga en el empleo al trabajador al menos durante tres años, y en caso de que lo incumpla tendrá que abonar a la Seguridad Social el importe del que se benefició.

Por otro lado, esta contratación indefinida incluye el periodo de prueba de un año, pudiendo no renovar a ese trabajador al cabo de ese año y cubrir su puesto con otro, abriendo la puerta a la encadenación de contratos indefinidos, sin necesidad de tener que recurrir a un despido, señala el abogado laboralista Oliver Toro, quien también opina que la deducción fiscal del 50% de la prestación por desempleo del trabajador "no sirve de gran ayuda para un pequeño empresario".

Sobre la encadenación de contratos, la CEAJE no cree pueda llegar a darse: "Sería absurdo para cualquier empresario encadenar contratos, hace que se pierda la destreza y al empresario le interesa la productividad", asegura David Alva, su presidente. "Precisamente esta reforma fomenta el trabajo estable y va a favorecer que no haya trabajos temporales", añade.

La primera de estas medidas, incluida en el capítulo primero de la nueva reforma (Medidas para favorecer la empleabilidad de los trabajadores), está dirigida a fomentar la contratación de jóvenes mayores de 16 y menores de 30 años (hasta que la tasa de paro en España se sitúe por debajo del 15%, entonces será de entre 16 y 25 años).

El contrato para la formación y el aprendizaje debe tener una duración mínima de un año y una máxima de tres, que la misma o distinta empresa no podrá prolongar, siempre y cuando el trabajador realice la misma actividad para la que fue contratado en primer lugar, "pero sí para una actividad distinta", añade el texto de la reforma.

Por ejemplo, una persona que trabaje como reponedora en un supermercado podría volver a ser contratada por la misma empresa o por otra distinta como cajera con este tipo de contrato de formación. Se abre así la puerta a una encadenación del contrato para la formación y el aprendizaje, siempre y cuando el trabajador no supere la edad de 30 años.

Para fomentar este tipo de contratación, la reforma favorece a cualquier tipo de empresa con la reducción de las cuotas empresariales en la Seguridad Social (durante toda la vigencia del contrato). Para optar a estas reducciones, las empresas tendrían que contratar a trabajadores desempleados, inscritos en la oficina de empleo antes del 1 de enero de 2012.

La reducción de las cuotas será del 100% para las empresas con menos de 250 trabajadores y del 75% para las empresas de 250 o más empleados.