La decisión de poner fin a su actual práctica la tomaron las treinta y tres integrantes del gremio que gobierna la institución por considerar que ha dejado de ser apropiada para el siglo XXI.
En la decisión han pesado, entre otras cosas, las crecientes dificultades para mantener un equipo docente sólo de mujeres, especialmente en las disciplinas científicas, y el decreciente interés en un tipo de educación destinado a un solo sexo.
La decisión no ha gustado a todos, y así una estudiante de literatura inglesa del centro llamada
Arielle Goodley se declaró "avergonzada" de que se haya tomado esa decisión.
"Actualmente impera aquí un fantástico sentimiento de comunidad. Es bueno tener un colegio que promueve los estudios destinados a la mujer. Me gusta tener a chicos cerca cuando los necesito, pero no en cualquier momento", afirmó. Por el contrario,
Emily Wilkes, estudiante de francés y lingüística,
expresó su alegría: "Era anticuado y además una mala preparación para cuando uno tenga que relacionarse con los hombres".
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