Los trabajadores de la planta de Teka en Santander ha pedido ser recibidos "con urgencia" por el presidente del grupo, Klaus Graf, para pedirle que "recapaciten" sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) previsto en esta fábrica, que afectaría a 198 de sus más de 400 trabajadores.

Consideran que esta decisión "perjudicaría notablemente" no solo a la "imagen de marca", que ya está siendo "muy dañada", sino también a la "viabilidad de futuro" del propio grupo.

Así lo manifiesta el comité de empresa de la planta de Cajo en una carta remitida al Consejo de Administración del Grupo Teka, en la que los representantes de los trabajadores expresan su "profundo rechazo y malestar" por los despidos anunciados y la deslocalización de la fábrica de cocinas.

Además, no están "en absoluto de acuerdo" con las explicaciones en las que alegan pérdidas durante 2011, —pérdidas "todavía por aclarar y demostrar"—, y lamentan también que no les hayan entregado un plan de viabilidad que "garantice el futuro de la empresa".

El comité concluye que teniendo en cuenta que la empresa "ha dado cuantiosos beneficios" resulta "de dudosa credibilidad" que en 2011 haya "pérdidas", más si se tiene en cuenta que se ha fabricado prácticamente el mismo volumen de unidades que en 2010.

Asimismo, indican que Teka soporta los créditos de otras filiales que, estando vencidos en parte, "no han sido devueltos a Santander".