La Audiencia de Valladolid ha condenado a un año de internamiento psiquiátrico al enajenado vallisoletano Antonio M.C, quien en mayo de 2007 causó distintos desperfectos en el psiquiátrico Doctor Villacián tras quemar el colchón de su cama.

En su sentencia, la Sala estima casi en su integridad la petición de la defensa y entiende que los hechos son constitutivos de un delito de daños, frente al delito de incendio invocado por el fiscal, y dado el carácter inimputable del procesado, en quien concurre la eximente de trastorno mental, resuelve imponerle, como medida de seguridad, su permanencia durante un año—la acusación pública pedía diez años—en un centro adecuado a su patología, que es el mismo en el que actualmente se halla internado en León, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Lo llamativo de la resolución es que el tribunal no impone al enajenado el abono del total de los 7.200 euros derivados de los daños ocasionados en la habitación y que reclamaba el fiscal, sino tan sólo de la mitad, 3.600 euros, ya que considera que en los hechos hay una concurrencia de culpas, la del propio procesado y la cometida por la Diputación vallisoletana, de la que depende el psiquiátrico, por no haber tomado todas las medidas necesarias para evitar que una persona de las características de este enfermo, con antecedentes por hechos similares, tuviera acceso a un mechero.

Toda la vida institucionalizado

Durante el juicio, Antonio M.C, de 50 años, de los que más de treinta los ha pasado institucionalizado en distintos centros psiquiátricos en Valladolid, Fontcalent (Alicante) y ahora León debido al carácter crónico de su enfermedad mental, se declaró inocente y aseguró que el día de autos, sobre las 09.18 horas del 17 de mayo de 2007, difícilmente pudo cometer el incendio porque se encontraba atado tras, según él, haber hecho una "cosa mala".

Así, el imputado sostuvo que el verdadero autor del fuego fue un compañero de habitación, "que era el que tenía el tabaco y el mechero", y ello a pesar de que las cámaras de seguridad del centro psiquiátrico recogieron ese día las imágenes en las que se ve con absoluta nitidez la entrada y salida de Antonio M.C. de la habitación número 10, que se hallaba vacía, y minutos después cómo el humo empieza a asomar por la puerta.