Alaa Al Aswany:"El problema de Egipto es la Junta Militar, no el extremismo"

Un manifestante lee el corán durante una sentada de protesta frente a la oficina del primer ministro en El Cairo (Egipto).
Un manifestante lee el corán durante una sentada de protesta frente a la oficina del primer ministro en El Cairo (Egipto).
Khaled Elfiqi / EFE
Un manifestante lee el corán durante una sentada de protesta frente a la oficina del primer ministro en El Cairo (Egipto).

Frente a los temores surgidos por el avance de los islamistas en las elecciones egipcias, el escritor más popular del país, Alaa Al Aswany, descarta una deriva hacia el extremismo religioso y pone el acento en la amenaza que representa el poder de la Junta Militar.

"A pesar de que la religión es importante, a la mayoría de los egipcios no les gusta el extremismo. No creo que este sea un problema, el problema es la Junta Militar", afirma con determinación el intelectual liberal en una entrevista concedida a Efe..

Con su habitual cigarro en la mano, Al Aswany arremete contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que dirige el país desde la renuncia de Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero y por el momento se muestra remiso a soltar las riendas del país.

"La Junta Militar está siguiendo un juego muy peligroso porque está ayudando a los islamistas y, por otro lado, quiere contrarrestar su efecto con los liberales", diagnostica el escritor y odontólogo desde su clínica dental en el barrio de Garden City, en pleno centro de El Cairo.

Será por eso que Al Aswany, elegido recientemente por la revista Foreign Policy como una de las personas más influyentes del mundo, ve un interés claro en la actitud de los militares: "Están intentando hacer necesaria su permanencia en el poder".

En un inglés fluido, fruto de sus años de estudiante de Odontología en Estados Unidos, Al Aswany no duda en que los generales están siendo "leales a Mubarak" y han adoptado aires paternalistas como los que caracterizaron a la figura del "rais".

"Debemos aceptar la elección de la gente, no necesitamos a un padre", sostiene el egipcio, que recuerda que la Junta Militar debe su poder únicamente a la revolución y no a una Constitución democrática.

En cambio, subraya, los oficiales están protagonizando una contrarrevolución, dañando la imagen de los jóvenes activistas que impulsaron la revuelta del pasado 25 de enero.

Al Aswany lamenta especialmente la muerte de más 40 personas en las protestas que a mediados de noviembre, una semana antes de que comenzaran los comicios legislativos, exigían la salida inmediata de la Junta Militar.

Para el autor de las exitosas novelas El edificio Yacobián o Chicago, muchos grupos de jóvenes no pudieron prepararse para participar en las elecciones y fueron acusados por la Junta Militar de recibir fondos del extranjero.

Un tratamiento bien distinto han dado las autoridades a los Hermanos Musulmanes y los ultraconservadores salafistas, supuestamente financiados en la sombra por Arabia Saudí, según ha denunciado Al Aswany en sus artículos en el diario egipcio Al Masry al Youm y otros foros.

"Las monarquías del Golfo no quieren que la revolución triunfe en Egipto porque saben que pueden tener problemas en sus países si aquí se asienta una democracia real", argumenta el escritor.

Extremismo impensable

Sin embargo, rechaza que una victoria electoral del Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, abra la puerta al extremismo islamista en Egipto y sentencia: "Eso es impensable. Es como si alguien intenta vestir una chaqueta que no es de su talla".

Aunque considera que este grupo es "oportunista" y no comulga con sus ideas, el escritor explica que se ha exagerado su imagen negativa en Occidente porque -dice- ya en el pasado Mubarak extendió la idea de que era necesario apoyar las dictaduras ante el riesgo de que los extremistas ocupasen el poder en los países árabes.

"Los Hermanos Musulmanes no son violentos, ahora están absolutamente integrados en la democracia", apunta Al Aswany, quien no comparte la inquietud de aquellos egipcios que piensan en poner tierra de por medio por temor a que la "sharía" o ley islámica pase a aplicarse con dureza y se restrinjan derechos y libertades.

"Yo me quedo. Dejaré Egipto solo si me obligan", concluye Al Aswany, entre más bocanadas de humo.

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