Refuerzos selectivos

Hará ya cerca de un lustro, en Puntas de Calnegre (pueblo pesquero donde pasar la noche pescando hasta el alba es una experiencia mística), nos comentaba La Mercedes (gerente del bar-supermercado del lugar) que, ante los sordos oídos de las autoridades, habían tenido que contratar entre todos los vecinos un servicio privado de vigilancia, pues a esas fechas ya habían entrado a robar en casi todas, repito, casi todas las casas de la pedanía lorquina.
Supongo que los chalés de lujo de las naciones catalanas tienen prioridad sobre las modestas casas de los pescadores murcianos y por eso les mandan 200 guardias civiles, a ver si así se ponen contentos y votan un Estatuto cuyo preámbulo reniega del país que les está enviando el séptimo de caballería. Lo peor de todo es que los refuerzos no aparecerán de la nada, sino que serán retirados de otras comunidades donde seguro que también son necesarios. «Ni un picoleto para Cataluña», deberían gritar nuestros políticos ahora (inútilmente, claro). Menos mal que Puntas de Calnegre será arrasado en bien del progreso, y problema solucionado.
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