Una mujer logra salvar de la 'muerte dulce' a su marido y a su hijo antes de desmayarse

  • La joven, que se encontraba mareada, logró llamar al 091 para avisar de que su marido y su bebé se encontraban inconscientes.
  • La mala combustión de la caldera de calefacción pudo costarles la vida.
  • Agentes de la Policía Nacional les rescataron a tiempo.
Javier y Silvia, junto a la caldera que provocó la concentración de monóxido de carbono.
Javier y Silvia, junto a la caldera que provocó la concentración de monóxido de carbono.
JORGE PARÍS
Javier y Silvia, junto a la caldera que provocó la concentración de monóxido de carbono.

"Hemos vuelto a la vida. Media hora más y palmamos seguro. Y todo gracias a que ella llamó a la Policía. A partir de ahora, cada 7 de noviembre lo celebraremos como un cumpleaños toda la familia", decía este martes Francisco Javier Rubia (36 años), recién salido del hospital después de haber estado a punto de morir asfixiado el lunes por la llamada muerte dulce. El tubo de su caldera se obstruyó, provocando una gran concentración de monóxido de carbono en su piso. "Yo no me acuerdo de nada. Aunque, según Silvia, me desperté atolondrado y dije: 'El niño está vomitando'. Después caí redondo al suelo’", continúa explicando.

Silvia Esteban (35 años) es su mujer, con la que lleva 15 años comprometido. Fue la única que logró resistir y mantenerse en pie. "No olía a gas. Pero yo solo pensaba en mi bebé, que tiene 20 meses, y en mi marido. Vomitaba y estaba desorientada. Conseguí abrir las ventanas a duras penas para ventilar la casa. Iba a gatas. Luego llamé para que viniera la Policía. Gracias a que no tardaron nada en llegar que si no...", cuenta.

Los hechos ocurrieron de madrugada. Los agentes se presentaron a los pocos minutos. Tanto el bebé, Víctor, como Javier estaban inconscientes. Silvia les abrió la puerta y les contó lo ocurrido. No aguantó mucho más. Se acabó desmayando delante de ellos. Tras sacarla fuera, los agentes accedieron al interior del piso y encontraron al marido inconsciente y rodeado de un charco de vómito. Le arrastraron hasta la escalera, pero Silvia no dejaba de gritar: "¡Mi hijo, mi hijo!". Por lo que los policías volvieron a entrar y localizaron al bebé en la habitación, también desmayado y envuelto en vómito. Cuando los tres ya estaban fuera, les colocaron en posición lateral para que no se ahogaran. "Tuvieron suerte", dice un sanitario que les atendió. "Para estos casos llevamos un antídoto contra el monóxido de carbono. Solo lo usamos con el padre, que es el que estaba un poco peor".

La familia entera fue trasladada después al Ramón y Cajal con lesiones leves. No tardaron ni un día en salir. Todos están sanos y salvos. Javier, que es conductor de la EMT, incluso fue a trabajar.

"Me debes unas botas"

Los tres seguirán durmiendo en su vivienda, que compraron de segunda mano. Han precintado la caldera y la cambiarán por otra. "En dos días, todo volverá a estar bien. Tenemos la vitrocerámica para cocinar y el calentador por si hace frío", comentan, aunque sin salir todavía de su asombro. "Fue surrealista. En plan Matrix. Cuando me desperté estaba rodeado de gente. No me enteraba de nada", sigue contándonos Javier. Medio en broma medio en serio, le picamos: "Anda, a ver qué regalo le buscas ahora a Silvia, ¡que te ha salvado la vida!". Ella, atenta, no pierde baza: "¡Claro, claro! Me debes unas botas nuevas. ¡Jajajajaja!".

Consejos para evitar accidentes

El Gobierno regional recordó a los usuarios de gas que estas instalaciones se deben revisar cada cinco años, que los conductos de ventilación y evacuación de los humos no pueden estar obstruidos y que comprueben la llama azul, que garantiza una correcta combustión. Según la Comunidad, en la región hay más de 2,3 millones de usuarios de gas, por lo que la seguridad es de "vital importancia".

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