Los protagonistas y la trama de la cumbre del G-20 en Cannes

  • La crisis de la deuda europea acapara los focos de una cumbre en la que se quería hablar de desequilibrios financieros o del mercado de materias primas.
  • La cita es en la ciudad francesa de Cannes, el jueves y el viernes.
  • Auguran la cronificación de las diferencias entre emergentes, la UE y EE UU.
  • La falta de acuerdos tangibles planea sobre otra nueva cita del G-20.
Nicolás Sarkozy pronuncia el discurso inaugural de la reunión de ministros de Finanzas del G20.
Nicolás Sarkozy pronuncia el discurso inaugural de la reunión de ministros de Finanzas del G20.
PHILIPPE WOJAZER / POOL /EFE
Nicolás Sarkozy pronuncia el discurso inaugural de la reunión de ministros de Finanzas del G20.

Cannes despliega el jueves la alfombra roja a los líderes mundiales del G-20 (grupo de las 20 naciones más poderosas del planeta). Esta cumbre se caracterizará por el protagonismo estelar de la crisis de la deuda europea, cuya preeminencia promete eclipsar otros objetivos previstos en la agenda, como son la restructuración del sistema financiero global y la regulación de los mercados de materias primas.

Lo que sigue a continuación es una breve sinópsis de lo que se espera que pase en la reunión del G-20, que se celebra el jueves y el viernes. El guión para no perderse detalle.

Qué es el G-20

El G-20: Ea un foro de 19 países, más la UE, donde se reúnen regularmente, desde 1999, jefes de Estado (o Gobierno), gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzapara reunir a las economías industrializadas y las emergentes para debatir cuestiones clave en la economía mundial. Desde 2009 el organismo ha desbancado en importancia al G-8. España ha logrado la condición de "invitado permanente". Las divisiones internas por la crisis han abierto brecha entre los dos tipos de economías. La última cumbre, celebrada en Seúl, acabó con un acuerdo de mínimos, aunque a veces por el tono de las conversaciones pareció que el grupo se iba a romper.

Los actores

A Cannes llegarán, previsiblemente, representantes de los 19 países miembros del grupo y la UE (José Manuel Durao Barroso y Herman Van Rompuy), así como a los respresentantes de cinco países invitados: Etiopía, Singapur, España, Arabia Saudí y Guinea Ecuatorial. Asimismo, intervendrán los portavoces de trece organizaciones internacionales entre las que destacan el FMI, la ONU, la OCDE o el Banco Central Europeo, con su nuevo presidente, el italiano Mario Draghi.

La trama

En el guión de la cumbre, fijado en las ediciones de Toronto y Seúl, figura la nada desdeñable tarea de encontrar una fórmula para atajar los desequilibrios financieros globales. La cuestión enfrenta a las economías emergentes con los países ricos, que critican a China por devaluar su moneda para favorecer las exportaciones mientras limita el consumo interior. En febrero, los ministros de finanzas pactaron proponer unos indicadores más precisos para medir los desequilibrios, pero los países emergentes exigieron que su utilización no fuera más que una mera recomendación. La nueva canasta de valores que iba a utilizarse está aún por definir.

Otro de los temas estrella prometía ser el control de la volatilidad de los mercados de las materias primas. Pero, según explica el profesor José García Montalvo, economista de la Universidad Pompeu Fabra, no parece que vaya a tener excesivo protagonismo. "Era algo relevante cuando se planteó la agenda de la cumbre, pues los precios estaban disparados. Pero ahora, en las últimas semanas, los precios están de capa caída. Como esto es coyuntural, no creo que sean capaces de tomar medidas", apunta Montalvo.

La tasa a las transaciones financieras, la evolución de la famosa tasa Tobin (impuesto a los movimientos especulativos que se destinara a las ayudas al desarrollo) también estaba en la agenda. España ha tenido un papel clave en su formulación. Sin embargo tampoco parece que vaya a cuajar, auguran los expertos. "No se puede aprobar algo que sólo defiende Europa. El resto de los países no está en situación de implementarla", dice Montalvo.

Así pues, el protagonismo absoluto de la cumbre será para Europa y la crisis de deuda, agravada por la previsión de la OCDE de un inminente regreso a la recesión. Los países de la UE, con tres programas abiertos de rescate a Grecia, Irlanda y Portugal, blandirán con orgullo el pacto anticrisis alcanzado el pasado 26 de octubre, mediante el cual incrementan el fondo de rescate a un billón de euros, permiten una quita del 50% a la deuda griega y ordenan una recapitalización bancaria por valor de más de 100.000 millones de euros. Su respuesta a una de las mayores crisis de la historia mundial.

La UE tendrá en Cannes el escenario propicio para pedir que países con mejor rumbo económico, como China, participen en la financiación del fondo de rescate europeo. Sin embargo, pocos avances pueden esperarse a este respecto, pues China ya ha escrito editoriales negándose a ser el avalista de la doliente Europa en crisis. Otros, como Japón, sí han anunciado que seguirán adquiriendo bonos de deuda "del mismo modo que lo han hecho los últimos diez meses".

Las posibles promesas de apoyo muto irán acompañadas, según el profesor García Montalvo, de "tirones de orejas a Italia o a Grecia. Y no las suficientes voces que clamen que Francia y Alemania estimulen la demanda y tiren del carro". El presidente de EE UU, Barack Obama, ya ha anunciado que viene a Cannes con una misión: insistir a los europeos en la necesidad de tomar medidas para hacer frente a la crisis de la deuda y evitar un contagio al resto de las economías.

El resultado

La división en dos bloques del G-20, emergentes y antigüas potencias, dificulta al máximo la adopción de medidas concretas en este tipo de cumbres, suscitando numerosas dudas sobre su capacidad resolutiva.

Este año no va a ser menos. Los países emergentes vuelven al G-20 con un renovado ímpetu y reclamarán de nuevo una mayor influencia en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para asegurar la legitimidad de estos organismos ante la nueva realidad global.

Aunque el G-20 prometió hace un mes dar una respuesta "fuerte y coordinada" a los problemas por los que atraviesa la economía mundial y a las actuales turbulencias de los mercados, quizá haya que esperar a que sea la siguiente cumbre del G-20, a realizar bajo presidencia mexicana en Cancún en 2012, el escenario para acortar la distancia entre los discursos y los hechos, tanto por el lado de los emergentes como por el de los avanzados.

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