Juan y Eva juegan en casa. Una tranquila cafetería del barrio madrileño de Malasaña, donde viven desde hace años, sirve de escenario para una entrevista reposada, casi familiar. Juan se hunde en el sofá. Eva pide un granizado de sandía que termina antes de que concluya la primera pregunta. Tímidos, pero cercanos. Así son Amaral, el dúo zaragozano que lleva una década subido a lomos del éxito a base de pop-rock y melodías.

¿Cuáles son las sensaciones un día antes del lanzamiento?

Juan: Tenemos muchas ganas de que la gente escuche las nuevas canciones. Además, es la vez que más cercana hemos puesto la salida del disco a la gira, así que realmente lo que tenemos es muchísimas ganas de tocar, que es un subidón.

¿Qué diferencia este disco de los cinco anteriores?

Eva: En todos los discos hemos evolucionado, también en este. Queríamos un sonido más parecido a como suena la banda en directo, con más presencia de las guitarras de Juan y con una mayor contundencia de batería.

Se han desligado completamente de su anterior discográfica, EMI. ¿Por qué abandonar una multinacional y sacar un disco por cuenta propia?

J: Cuando acabó nuestro contrato con Virgin (filial de EMI) escuchamos ofertas. Las agradecimos, pero pensamos que lo más apropiado era seguir con la misma manera de funcionar que teníamos desde el primer disco. Era algo natural y realmente no le dimos mucha importancia.

¿Cuánto del éxito debe Amaral al hecho de haber formado parte de una multinacional?

J: Mucho. Estamos agradecidísimos. Ten en cuenta que a nosotros nos escucharon tocar por Malasaña y nos dieron la oportunidad de sacar nuestros discos con ellos.

Ahora la industria discográfica está en horas bajas, ¿qué futuro le auguran?

J: No creo que haya que demonizar a la industria ahora que está en un momento débil. Sobre todo porque está formada por personas, que están por encima de las corporaciones. Lo fascinante del momento es que estamos ante un cambio brutal, y los periodos de cambio son muy buenos para la creatividad. Estamos viviendo un gran momento para la música. Nosotros siempre hemos diferenciado el grupo de la industria. Hemos utilizado a la industria para vender discos, pero siempre hemos mantenido al grupo al margen de modas, etiquetas y tendencias.

En ese sentido, Amaral siempre ha tenido el respeto de buena parte de la escena independiente. ¿Se sienten más cercanos al indie que a las radiofórmulas?

J: Nos sentimos cerca, sobre todo, de bandas concretas, independientemente de que sean indies o mainstream. Queremos que se respete nuestra identidad y nuestro derecho a no definirnos. Lo que sí tratamos es de respetar a todo el mundo: todo el que se sube a un escenario merece un gran respeto.

El año pasado recibieron el Premio Nacional de Músicas Actuales por su "contribución a la renovación de la música". ¿Qué significó para Amaral? ¿Creen que lo merecían?

J: Nos sentimos muy agradecidos, aunque también algo abrumados. Pensamos que ese premio se daba a gente con una trayectoria larga, como Serrat, que lo ganó el año anterior. Pensamos que, siendo dinero público, lo lógico era devolverlo o reinvertirlo en algo útil. Finalmente decidimos donarlo a la Fundación Vicente Ferrer.

¿Qué le falta a la música española para tener el reconocimiento y la presencia internacional que tienen otros países?

J: Solo un poco de tiempo. El futuro va a ser muy bueno para el pop-rock español. Porque en otros géneros, como el flamenco, hace mucho que sí tenemos ese reconocimiento.

E: Hay un montón de bandas con grandes ideas, con grandes letras en el idioma en el que hablan, y que tocan muy bien. Y eso no siempre se ha dado.

Eva Amaral y Juan Aguirre son Amaral. Se conocieron en su ciudad, Zaragoza, en 1992, aunque viven en Madrid desde hace una década. En un principio fueron pareja sentimental. Debutaron en 1998 con Amaral, aunque el éxito les llegó en 2000 con Una pequeña parte del mundo y, sobre todo, con Estrella de mar en 2002. Ahora, tras Pájaros en la cabeza y Gato negro, Dragón rojo, llega Hacia lo salvaje.