La Policía Nacional de Alicante ha alertado a la población de un incremento en el número de casos de timos y estafas, fundamentalmente las conocidas como 'tocomocho' y 'estampita', que se han producido en la provincia de Alicante en el mes de septiembre.

En lo que va de mes, la Policía ha detectado ocho hechos calificados como estafas o timos, cuatro en Alicante, dos en Elche y dos en Elda, de los cuáles la mitad son conocidos como 'timo de la estampita' y los otros cuatro se tratan del llamado 'timo del tocomocho', según ha informado la Jefatura Superior de Policía de la Comunitat Valenciana en un comunicado.

En total, los delincuentes han logrado hacerse con unos 10.000 euros en efectivo, numerosas joyas e incluso material informático y telefónico, dinero y efectos que los estafados-perjudicados entregaron a los timadores a cambio de la promesa de obtener unos mayores beneficios económicos.

En el 'timo de la estampita', un ciudadano es abordado por otra persona que aparenta tener cierta discapacidad intelectual. Ésta le enseña una bolsa que parece estar llena de billetes, incluso pueden verse algunos. Este estafador no da ninguna importancia a lo que lleva diciéndole a la víctima que en la bolsa lleva estampitas o cromos y que en casa tiene muchos más.

En ese momento interrumpe otro aparente ciudadano —otro estafador—, que ofrece a la víctima la posibilidad de engañar al primer estafador comprándole la bolsa por una cantidad de dinero. Sin embargo, el gancho, dice no tener dinero para participar en la compra de la bolsa.

No obstante, anima a la víctima a realizar la compra dados los grandes beneficios que le va a reportar el engaño. Incluso, el gancho se ofrece para acompañar a la víctima a buscar dinero, al objeto de que no tenga ningún contratiempo. Una vez que la víctima materializa la compra entregando el dinero por la bolsa desaparecen los dos estafadores. Cuando la víctima abre la bolsa, comprueba que no contiene billetes sino tacos de recortes de papel.

Por su parte, el timo del tocomocho consiste en ofrecer lotería supuestamente premiada a cambio de ciertas cantidades de dinero, todo ello con la excusa de no poder cobrarla e incluso a veces, uno de los timadores simula padecer una minusvalía entrando entonces un segundo estafador que enreda y confunde a la víctima con su palabrería convenciéndola para que entre ellos se queden con la lotería y, una vez cobrado el premio, se repartan el mismo.

Para rebajar problemas de conciencia y acabar de convencer a la víctima, el segundo estafador le propone entregar en contrapartida una cantidad importante de dinero a la persona titular del supuesto premio por lo que enseguida acompañan o trasladan en coche a la víctima hasta su domicilio para recoger cartillas bancarias y poder efectuar reintegros en sucursales distintas en la que habitualmente opera, les suelen decir que "para evitar preguntas de porqué sacas tanto dinero que puedan venir de ese empleado que te atiende siempre o te conoce".

Finalmente, todo termina con la entrega del dinero de la víctima a los estafadores recibiendo ella a cambio el décimo o cupón supuestamente premiado y si no se consigue llevar a buen término el engaño, suelen utilizar el descuido, para lo cual rodean y distraen a la víctima, cambiando el sobre de ésta con el dinero extraído por otro de similares dimensiones conteniendo recortes de papel, y a continuación se inventan una excusa para intentar en ese momento abandonar el lugar sin que la víctima se hubiera dado cuenta del cambio del sobre.