Aki Kaurismäki, director de cine: "En España bebéis con alegría, en Finlandia con tristeza"

  • El realizador finlandés presenta Le Havre en el festival de San Sebastián.
  • Traslada su personalísimo universo a Francia, pero sigue atado a su herencia nórdica.
El director de cine finlandés Aki Kaurismäki.
El director de cine finlandés Aki Kaurismäki.
Javier Etxezarreta / EFE
El director de cine finlandés Aki Kaurismäki.

El realizador finlandés Aki Kaurismäki abandona su ironía y potencia su romanticismo en Le Havre, cinta que presenta este jueves en San Sebastián y en la que traslada su personalísimo universo a Francia, pero sigue atado a esa herencia nórdica contra la que despotrica.

"En España bebéis con alegría, en Finlandia con tristeza" dice en una entrevista aderezada por una copa de vino blanco, dos cervezas y tres paquetes de cigarrillos cuando pasan unos minutos del mediodía. Instalado desde hace 23 años en Portugal, ha llegado a San Sebastián en caravana.

"Si fuera cínico diría que, sin salir de Europa, era el sitio más lejano respecto a Finlandia. Como no lo soy, diré que me gusta su luz". Allí, Kaurismäki exprime lo que para él es la felicidad: "pasear a los perros por el parque y por el monte". Con ellos, dice, se entiende mejor que con las personas. "Los perros me recuerdan a los actores", reconoce y, de hecho, vuelve a trabajar con sus equipo habitual en Le Havre porque "así no hay que hablar en el rodaje, nos comunicamos mediante silbidos, como Lauren Bacall y Humphrey Bogart en Tener y no tener.

"Me gusta la gente, pero no me gusta la Humanidad como proceso", dice un realizador difícil de entrevistar pero que en San Sebastián, para él, "la ciudad más bonita del mundo", parece estar tranquilo. "Pero solo lo parezco, porque soy muy buen actor. En realidad estoy de los puñeteros nervios", asegura entre risas. Kaurismäki ha venido a presentar Le Havre en la sección Zabaltegi no con su equipo sino con su familia, compuesta por "dos perros y una esposa", dice en ese orden.

Los cuatro se han instalado en un hotel después de un largo viaje desde su reducto de paz al norte de Oporto. Allí crea películas inolvidables como Un hombre sin pasado, La chica de la fábrica de cerillas o Le Havre, recibida calurosamente en Cannes. "En esta película no hay ironía. En las demás sí que las había, pero esta es puro corazón. Es más romántica, más optimista, transmite la confianza en el futuro que yo no tengo en mi corazón, que está roto. He visto ya demasiado y la mayor parte de lo que he visto ha sido miseria", asegura.

Le Havre es una localidad portuaria de Francia a la que Kaurismäki traslada su universo personal. "Por desgracia, no puedo evitar llevármelo conmigo", asegura, y aunque sus planes inmediatos son "volver a Portugal y cortar madera con un hacha", tiene previsto, a largo plazo, hacer una suerte de trilogía que, tras la experiencia francesa, seguirá con una en Vigo y otra en Hamburgo. Cualquier cosa menos volver al norte de Europa. "En tres meses allí me deprimo. La perfección de ese país es enfermiza. El sistema educativo es el mejor del mundo, pero luego por accidente el estudiante dispara a los profesores y a los alumnos", argumenta.

"El arte es cada vez menos importante en los colegios. Solo importa la física, las matemáticas... Los colegios ya no son divertidos porque están obsesionados con la perfección. Me gustan más España o Portugal, tenéis que guardar este sistema. El norte de Europa no tiene nada que enseñaros", prosigue. "Ya hay suficiente eficiencia en el mundo, así que lo que hay que hacer es ir más despacio, de manera más amable, relacionarse más con tu familia y tus vecinos. Hay que volver hacia atrás, porque si no mataremos este planeta", remacha en un insólito ataque de verborrea.

Sus palabras, al contrario que su cine, no llaman a mantener una llama de optimismo. "Yo soy un pesimista, no un cínico", se justifica, aunque es difícil creerse su teoría sobre su éxito. "Afortunadamente, no tengo ningún talento. Digamos que en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey y nací en un tiempo en el que las otras películas son todavía peores que las mías". "Pero eso te lo dice el director que hay dentro de mí. Mi parte de productor te recomienda ir a ver mis películas y arrastrar contigo a toda tu familia para que os dejéis el dinero en la taquilla", concluye.

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