Ni los servicios sociales ni la escuela ni el hospital donde la pequeña Alba fue atendida detectaron la gravedad de su situación hasta que quedó en coma. Benestar i Família insistió ayer en que no ha habido «negligencia» ni falta de coordinación en este caso, sino «una detección errónea de la vulnerabilidad» de la niña, en el hospital desde el 4 de marzo.La directora general de Atenció a la Infància (DGAIA), Imma Pérez, aseguró ayer que el «primer informe» sobre el riesgo que sufría la niña llegó el 22 de diciembre, cuando ingresó por rotura de húmero, y no antes como denunció el Síndic de Greuges.
La consellera Anna Simó defendió la actuación de Benestar y ultima un informe que «puntualiza» las duras acusaciones del Síndic.
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