La mala suerte se conjugó en este caso: Hilaria acababa de llegar de Alicante, no sabía de la existencia del sistema y no creyó cometer ninguna infracción al adentrarse en la calle San Pablo. El resultado de tanto infortunio: 2.600 euros de arreglo del coche (rompió el cárter, los radiadores, los faros, el parachoques y hasta la luna, ésta última con la cabeza); el seguro sólo se hizo cargo de la rotura del cristal; y dos meses de baja para Hilaria, que se lesionó un brazo que aún mueve con dificultad: «El susto tan grande de ver cómo el coche se queda en el aire: iba hasta mi nieto que es chico y mi nuera embarazada».
No todos quisieron colarse o hacerle trampas a la pilona. Algunos también cayeron por desconocimiento o por falta de destreza. Vamos a contar el caso de Hilaria de la Cruz, pero además del suyo han sido, según el Ayuntamiento, otros 17, los vehículos dañados por el sistema que impide el tráfico a partir de la calle San Pablo.El 26 de febrero Hilaria y su familia se montaron en su coche: «Íbamos al centro y el trayecto desde María Auxiliadora hasta San Andrés lo hicimos detrás de un autobús de Aucorsa» –explica Hilaria– «Al llegar a la altura de la pilona, el autobús se paró hasta que pasó y detrás de él fuimos nosotros. ¡Y entonces la pilona subió y nos enganchó!», relata Hilaria, y pide una mejor señalización del dispositivo.
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