Doomed: bichos animados en peligro de extinción

  • Saltó a la fama en 2005 cuando colocó la animación infantil en lo más alto de las parrillas televisivas. Hablamos de Guillermo García Carsí y ‘Pocoyó’, un tándem de lujo que el primero espera reeditar con ‘Doomed’, una serie entre el documental y la comedia protagonizada por extrañas criaturas condenadas a la extinción.
Una de las criaturas del proyecto Doomed
Una de las criaturas del proyecto Doomed
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Una de las criaturas del proyecto Doomed

Estudiar el comportamiento de un puñado de animales con unas características que los convierten en una diana perfecta para extinguirse en menos que canta un gallo. Esta es la premisa del nuevo trabajo de Guillermo García Carsí, del que ya existe un episodio piloto y que ahora mismo busca mecenas. Después de estar ligado durante casi una centena de capítulos a Pocoyó, Carsí decidió que era el momento de cambiar el rumbo de su carrera. «Quería hacer algo muy diferente, donde los personajes no estuvieran humanizados. Enfrentarme a un trabajo que no manejara», relata.

Así nacieron los personajes de Doomed (en español, condenados), antes incluso de tener en mente el concepto de un falso documental basado en especies malditas. «[La idea] fue puramente estética, divertirme diseñando animales para un falso documental. Pronto necesité un motor generador de personajes y situaciones que diera coherencia a todo. De esta forma llegué al fracaso de la selección natural». La inspiración fue la criatura más evolucionada de todas: el ser humano. Los patrones de conducta de sus especies se basan en «nosotros mismos y algunos de nuestros comportamientos absurdos y hasta autodestructivos. Quitando los lemmings, ¡somos los únicos que vamos en contra de nuestra supervivencia!». Es en ese entorno, el de los perdedores, en el que el padre de Pocoyó ha encontrado un filón: «Me atrae aquel que dedica sus esfuerzos a tirarse piedras en su propia cabeza. Resulta especialmente absurdo, cómico y humano a la vez».

A los personajes ya se les puede ver correteando por la Red. En YouTube hay un tráiler de este nuevo proyecto en el que el protagonismo recae en especies tan dispares como un pez cubo, un erizo invertido o un pájaro con un pico tan grande que no puede volar. Todos llevan la palabra extinción tatuada en su ADN. Estas criaturas han llegado a la mesa de diseño a través de diversos procesos creativos. Lo explica el propio director: «La condición a la hora de diseñar cada personaje es que su propia fisonomía o comportamiento sea lo que los lleve a la extinción. Unas veces le doy la vuelta a comportamientos animales, otras son absurdos comportamientos humanos, y otros aparecen dibujando sin una intención clara y luego les saco el sentido». En este tercer grupo se encuentra el Pez Cubo, que un buen día se le apareció a Carsí de la nada. «Estéticamente es muy sencillo y atractivo. Es un bicho resignado a su destino, solo se queja un poco, pero no hace nada más por sobrevivir».

Atrapados en el limbo blanco

A pesar del cambio radical en la concepción de personajes y la aproximación formal respecto a Pocoyó, lo poco que sabemos de Doomed también remite a constantes en las que el creador se encuentra cómodo. Los escenarios inmaculados son un buen ejemplo; la voz en off que vehicula la acción, también.

«[El blanco] me da mucha libertad. No tengo que representar una realidad, sino que impera la ley de la imaginación, del cartoon, donde algo puede aparecer si sorprende o hace gracia», se justifica. Una libertad que le gusta especialmente para este nuevo trabajo porque «no quería que fueran animales extraterrestres ni terráqueos. El limbo blanco los sitúa fuera de un espacio o un tiempo concreto. También le da un toque de laboratorio que creo que funciona muy bien». Por el contrario, la voz en off asumirá esta vez un papel ligeramente diferente al de Pocoyó. Ahora cumplirá con la función de ser el narrador del falso documental, que ayuda «a dar verosimilitud y contrastar con lo cómico y absurdo de los personajes», apostilla.

Una nueva animación

Ya hablamos en Calle 20 con Fernando Trueba del auge de la animación más como medio para narrar historias que como un fin en sí misma. Y uno de los grandes elogios que recibió Pocoyó en su día fue saber trascender esa barrera para sentar frente al televisor tanto a los niños como a sus padres, divirtiendo a ambos por igual.

Carsí reitera que aunque su primer trabajo se percibió como una obra «dirigida a un público más adulto», él puso la mirilla en el target familiar. «No es una estrategia, sino que hago proyectos que me gusten a mí. Pienso en qué me atraía de pequeño, igual que lo intenté con Pocoyó». En una entrevista reciente, el realizador hablaba de la importancia de no subestimar al público infantil, a la vez que recalcaba la importancia de saber retratar en la pantalla la «autenticidad salvaje» de los menores. ¿Le parecerá que los adultos son unos sosos? «Los mayores tenemos responsabilidades y ya no podemos hacer el ganso a todas horas, pero no debemos olvidar cómo éramos de pequeños ni menospreciarlo».

Y de esa etapa de la vida, se queda con un concepto que impregna nuestros primeros años: surrealismo. «De pequeños vivíamos con igual intensidad la realidad y la imaginación, como auténticos surrealistas. Siempre he sido admirador de esta etapa de la vida, por lo auténtico y también por lo subversivo que tiene. Picasso decía que todo niño es un artista y que lo difícil es seguir siendo un niño cuando uno crece», asegura. Ese surrealismo del que habla no solo nutre a los personajes o a las situaciones queos rodearán. En el tráiler que promociona este nuevo trabajo podemos ver una escena en la que personas de carne y hueso interactúan con las desgraciadas criaturas. «A veces meteremos a los animales en nuestro mundo. Cruzando un paso de cebra o viviendo en el metro. Al no comprometerme con que son extraterrestres o terrestres, puedo integrarlos en diferentes realidades». ¿Habrá alguna regla a seguir para cambiar de realidades? «Que sorprenda o que sea gracioso», finaliza.

Este será un año largo para Carsí. Le toca promocionar el piloto de Doomed alrededor del mundo para conseguir que el proyecto sea una realidad. En otras palabras, que alguna productora vea potencial de éxito, de la misma manera que sucediera con su primer trabajo, hace más de un lustro.

En España ya hemos podido verlo en el Animac de Lleida el pasado mes de febrero o en el 3D Wire de Segovia de octubre de 2010. El periplo internacional comenzó en Teherán, sede de uno de los festivales de animación más importantes del globo, y continuó en el Pictoplasma de Berlín a principios del mes de abril, una cita convertida en «una referencia en cuanto a diseño de personajes y animación», en palabras del propio creador.

Volver a empezar

A estas alturas cuesta creer que el tipo que estaba detrás de un pelotazo como Pocoyó tenga problemas para sacar adelante un proyecto. La primera explicación que encuentra es que Doomed acaba de empezar a moverse. Pero Carsí admite que «al ser un concepto no muy común» y romper con su trabajo anterior «puede costar más al principio». Pero también señala que no hay «nada parecido en el mercado». Y habla con la experiencia adquirida en años pasados: «Lo mismo pasó con Pocoyó...».

La esperanza la tiene puesta en el mercado internacional antes que en el español. «Fuera las posibilidades se multiplican, esa es la diferencia. Lo bueno que tiene la animación es que es un producto universal, fácilmente exportable», y por las reacciones que percibe ante las proyecciones, las sensaciones son buenas. «La respuesta que más se ha repetido es la de estar ante algo nuevo y original y la curiosidad por ver más. ¡También alguien ha soñado que era un erizo! Incluso nos han dicho que al ver a los personajes les daba hambre».

Después de problemas legales con Zinkia por los derechos de autor de Pocoyó, Carsí se embarca en Doomed junto con su hermana Beatriz en el recién creado El Señor Estudio, para no poner límite alguno a su creatividad. Un proyecto al que Guillermo García Carsí espera que le aguarde un futuro más prometedor que el de sus criaturas condenadas.

www.elsenorstudio.com

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