El arzobispo de Toledo pide a los nuevos diáconos y presbíteros que no se "acobarden" y abran el corazón a Dios

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha ordenado este domingo en la Catedral Primada a seis diáconos y nueve presbíteros, a los que les ha pedido que no se "acobarden" ante las dificultades y no se "cierren sobre sí mismos", sino que abran su corazón "al horizonte grandioso del Reino de Dios".

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha ordenado este domingo en la Catedral Primada a seis diáconos y nueve presbíteros, a los que les ha pedido que no se "acobarden" ante las dificultades y no se "cierren sobre sí mismos", sino que abran su corazón "al horizonte grandioso del Reino de Dios".

Según ha destacado el arzobispo en su homilía, "hay mucho que hacer en este reino, que evangelizar, emprender y ofrecer desde Cristo, pues Él es la vida, el sentido de la existencia y la esperanza de los pobres".

También les ha dicho a los nuevos diáconos y presbíteros que no deben predicarse a ellos mismos, sino a Cristo. "Jesús es el que ha brillado en vuestros corazones, le habéis conocido y más debéis conocerle. Eso es lo que subraya San Pablo", ha agregado.

El arzobispo les ha señalado también a los ordenados que recibirán "la fuerza del espíritu por la imposición de las manos", algo que ha considerado "grandioso, precioso y único". "Dejaros llenar de Dios, es un tesoro inagotable", ha manifestado.

"Es Cristo quien os dice que ni siquiera cansados y agobiados os dejará, sino que se pone a vuestro lado para llevar el peso del yugo amable y ligero que Él pone sobre nosotros", ha argumentado el arzobispo.

Finalmente, les ha pedido que confíen pese a que en ocasiones les asalten dudas de su idoneidad o de su capacidad para dar respuesta "a tanta gracia del amor de Cristo". "Son sentimientos normales de criaturas limitadas, pero sólo en la debilidad de nuestra carne será posible nuestro servicios al pueblo de Dios", ha concluido. CEREMONIA

Después de la homilía del arzobispo, en la ceremonia, de aproximadamente dos horas de duración, los seis diáconos y nueve presbíteros se han acercado uno a uno al Primado de España para prometerle obediencia tanto a él como a sus sucesores.

Acto seguido se ha llevado a cabo el canto de la letanías mientras que los candidatos ordenantes permanecían tumbados en el suelo en símbolo de humildad ante la llamada de Señor.

La ceremonia ha continuado con la oración de consagración sobre los seis diáconos y los nueve presbíteros a los que el arzobispo Primado de España ha impuesto las manos.

En el caso de estos últimos la imposición de manos ha sido llevada a cabo, además de por el arzobispo, por todos los concelebrantes de la ceremonia —unos cien—, entre los que se encontraba el arzobispo de Cuzco (Perú).

Tras esta oración, el arzobispo ha colocado a cada uno de los diáconos la estola al modo diaconal, sujeta en el hombro izquierdo cayendo hacia la cintura derecha, y revestidos por encima con la dalmática.

Finalmente, se han acercado al arzobispo, que les ha entregado a cada uno de ellos los Evangelios invitándoles a que lo difundan, para más tarde dar el beso de paz a los ordenados y continuar con la celebración de la Eucaristía.

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