Un ex seminarista (Julián López) que quiere vivir en el pecado eterno y un camarero (Fernando Gil) muy gamberro. De fondo, los años 80 y el primer divorcio de España. Reunimos en un restaurante madrileño a la pareja más cómica de "Los Quién" para compartir confidencias de todo tipo.

Papeles con los que los actores se identifican: "Me considero un chaval muy peterpanesco", explica López y Gil añade que él es "un pícaro retirado". Su complicidad dentro y fuera de la pantalla ha calado en la audiencia con episodios como La juventud baila, cuyo fin era destrozar la coreografía para hacerla más grotesca. "Cuanto peor quedara aquello más contenta estaba la coreógrafa", recuerda entre risas Gil.

La serie obliga a sus protagonistas a mantener un estilismo peculiar. "No me puedo tocar el peinado y yo que soy tan cuco...", explica López. Y aunque "Los Quién" se ambienta en una época no muy lejana, a ellos les pilló muy jóvenes. "El 23-F mis padres me sacaron del colegio. Lo viví con angustia", rememora Gil.

Gran parte de los gags entre ambos se producen en la barra de un bar, un escenario similar al de esta entrevista (el restaurante Ubú, C/ Huertas, 24). En la vida real también han vivido anécdotas propias de un guión en distintas barras de bar. López recuerda como más de una vez al terminar Muchachada Nuí han comido "como auténticos mamarrachos. Joaquín Reyes vestido de Sabrina y yo de perro muchacho. Y la gente mirando".

Aunque no se prodigan mucho en cócteles sí que guardan recuerdos de algún exceso. "Tomé sin saberlo vodka adulterado en Georgia y terminé dando vueltas como un atleta", dice Gil.