Dolores de San Juan, que es la primera en salir, cuenta con el acompañamiento de una capilla de música. Además, se distingue porque sus nazarenos son los únicos que llevan cruces de madera.

Entre la belleza primaveral del Parque de Málaga se abre paso el Descendimiento. Llorando bajo el Cristo, las tres Marías (Magdalena, De Cleofás y Salomé) y San Juan Evangelista.

Desde la capilla del Monte Calvario desciende el Cristo Yacente de la Paz y la Unidad antes de comenzar su salida oficial en el Santuario de la Victoria. Tras la procesión, la imagen del Cristo vuelve al Calvario entre fieles que rezan el rosario iluminados sólo con velas.

La Trinidad reclama su protagonismo en esta jornada de Viernes Santo. El Traslado, con sus nazarenos calzados con peculiares sandalias, avanza por la avenida de Fátima hacia el puente de la Aurora. Sobre el trono, José de Arimatea, José de Nicodemus y el pastor Estefanus portan al Señor sobre una sábana.

Y volvemos a la Victoria, donde el Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Caridad marchan a paso lento. Los hombres de trono entonan el Ubi charitas marcando el discurrir de la procesión.

Entre tanto, El Molinillo se estremece ante el dolor de la Virgen con Jesús muerto en sus brazos.

Servitas no sólo cierra la jornada, sino también las calles de la ciudad. A su paso, la oscuridad. Las luces se apagan con la llegada de la procesión. Sólo queda la Madre, con el corazón roto por la muerte del Hijo.

Resurrección

Cristo resucita al tercer día ante el júbilo y la alegría de los malagueños, que salen a la calle para dar fe de la resolución del gran misterio de la religión cristiana. Nazarenos de todas las cofradías desfilan junto con Jesús y María Santísima Reina de los Cielos, culminando otra edición de la Semana Santa.