Día de la Música: quien paga quiere ver a Vetusta Morla

  • La banda madrileña atrajo al mayor número de espectadores del festival del Día de la Música en el Matadero de Madrid.
  • La avalancha de asistentes poco antes de que comenzara su concierto provocó colas a la entrada del recinto de hasta dos horas.
  • Junto al sexteto destacaron otros artistas como Anna Calvi, The Pains of being pure at heart y Crystal Fighters.
Vetusta Morla, durante su actuación en el Día de la Música en Madrid.
Vetusta Morla, durante su actuación en el Día de la Música en Madrid.
Efe
Vetusta Morla, durante su actuación en el Día de la Música en Madrid.

La música había comenzado a sonar mucho antes de que Vetusta Morla se subiera al escenario -de hecho, los madrileños eran los penúltimos en un programa del Día de la Música formado por casi una treintena de bandas- pero anoche el recinto del Matadero de Madrid no se llenó del todo hasta que el sexteto hizo su aparición.

Alrededor de 120 minutos tuvieron que esperar algunos asistentes en una enojosa cola para poder escuchar de boca de Pucho -cantante de la formación- éxitos como Sálvese quien pueda o los acordes de los temas de su último álbum, Mapas, que, en directo, la banda factura con la misma destreza que en su CD. El solista recordó a los indignados de las acampadas del 15-M y restó importancia a la expectación con la que habían sido recibidos en el festival. Para ello empleó una voz más endeble que la utiliza para entonar los estribillos épicos del grupo: "Somos seis amigos que hacen música. Lo demás son accesorios", explicó con modestia, tímido, antes de cantar Copenhague, Valiente o Los días raros, esta última una de las canciones más aplaudidas del nuevo repertorio.

Fueron muchos los que abandonaron el Matadero una vez que el grupo de Tres Cantos terminó su actuación, convencidos de que un concierto de Vetusta Morla bien vale los 15 euros de la entrada. Los que no lo hicieron tuvieron oportunidad de familiarizarse con los ritmos lunáticos y excitantes de Crystal Fighters, una propuesta de apariencia anglosajona pero fundada -¡ojo!- en Navarra. Los que los busquen en Spotify tal vez echarán en falta parte de la energía y la agitación de melenas que el grupo despide sobre las tablas y que consiguió convertir el segundo escenario más grande de la muestra en una enorme pista de baile. Aunque no siempre, porque Crystal Fighters pueden ser electrónicos y ruidosos, o bien un ejemplo de coros angelicales e iluminados para mas tarde lucir una expresión buenrollista, rara y hippyrastafari (agujeros en los codos de la chaqueta incluidos).

Antes que ellos destacó Anna Calvi, esa misteriosa británica que ha enamorado con unas pocas canciones -solo tiene un disco publicado- a Brian Eno y a Nick Cave. También sedujo al público del Día de la Música con su voz grave y poderosa, sus labios rojos a juego con su torerilla vintage y los extraños instrumentos que tocó su compañera Mally, entre ellos un armonio.

Pero si un grupo fue capaz de calentar el ambiente con anterioridad a Vetusta fueron The Pains of being pure at heart. Lo suyo es un pop luminoso, sin grandes complejidades, casi naif, a medio camino entre Belle & Sebastian y The Smiths. Divertidos.

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