Las imprudencias en el bosque se siguen pagando, pero, gracias al aumento de los efectivos contraincendios, sus secuelas están disminuyendo. En la última década (de 2000 a 2009) la superficie quemada llegó a las 7.663 hectáreas, mientras que en la anterior (1990-1999) fue de 62.750 hectáreas, parecida a las de 1980-1989, cuando las llamas afectaron a 52.149 hectáreas forestales.

La campaña de prevención de incendios en los espacios naturales del área de Barcelona está activada desde el 1 de junio –en el Parc de la Serralada de la Marina se adelantó al 20 de mayo– y, si bien la crisis ha obligado a racionalizar los medios que se destinan a la prevención y extinción de incendios, la guardia no se ha bajado. Y es que los datos de la Diputació de Barcelona ilustran muy bien la situación: si bien se quema menos superficie de nuestros bosques, no se consiguen reducir los fuegos significativamente.

Tanto es así que, en la última década, se registraron 2.648 incendios forestales, tan sólo 485 menos que en la década anterior, cuando se registraron 3.133. Pero el hecho es que, en los últimos 10 años, se superaron los 2.306 incendios registrados en la década de 1980-1989 y los 2.218 que hubo entre 1970 y 1979. La conclusión es que se ha rebajado mucho la superficie quemada (55.087 hectáreas afectadas menos en los últimos 10 años respecto a la década de los noventa) pero, en cambio, se registran más fuegos que hace 30 y 40 años.

Hay más concienciación

Un hecho que ayuda a explicar que los bosques han sufrido menos las llamas es que en la demarcación de Barcelona se han potenciado cinco programas específicos de prevención. Asimismo, hay más medios técnicos y científicos, así como una mayor concienciación de la ciudadanía.