El alcalde de Valladolid y candidato del PP a la reelección, Francisco Javier León de la Riva, ha recalcado este miércoles que el no era partidario de colocar "banderolas" de promoción de su candidatura en las calles de la ciudad, pues considera que lo deberían hacer candidatos "a quien la gente no conoce".

En declaraciones recogidas por Europa Press, el candidato 'popular' ha hecho un balance de los primeros días de la campaña electoral municipal en Valladolid y ha destacado que no percibe la "agresividad" que a su juicio se vivió en el proceso de hace cuatro años.

No obstante, ha subrayado que el "99 por ciento" de la población le conoce, según sus datos, y que por ese motivo dijo a los responsables de la campaña que no era partidario de colgar banderolas de las farolas en las calles vallisoletanas. "Que lo haga a quien la gente no conoce", ha apostillado.

Del mismo modo, ha considerado que no cree en "campañas políticas" y que por ese motivo procura "no entrar al trapo de provocaciones". De hecho ha asegurado que sólo ha respondido al candidato del PSOE, Óscar Puente, para "desmontar ofertas escandalosamente demagógicas y económicamente insostenibles".

En este sentido ha insistido en que ha solicitado datos económicos para propuestas como la gratuidad del billete de autobús para menores de 12 años o la creación de una tarjeta de la zona de aparcamiento regulado (ORA). Sobre este segundo aspecto, ha recalcado que sería inviable porque ya existen más tarjetas de residente que plazas de zona azul.

Los datos que ha esgrimido León de la Riva indican que existen algo más de 7.000 plazas de ORA en la ciudad y que el Ayuntamiento tiene concedidas unas 10.000 tarjetas de residentes. Así, si en la ciudad hay 14.000 personas inscritas en el régimen de autónomos, se podría llegar a 21.000 tarjetas y a un previsible "colapso del aparcamiento". "Pero quizás haya conseguido regalar el oído a alguien", ha matizado en referencia a Puente.

En términos más personales, el candidato del PP ha explicado que la campaña le somete a un "ritmo de trabajo feroz" que le lleva a iniciar sus jornadas antes de las 8.00 horas "como todos los días", a comer en casa "menos" de lo que quisiera, andar de la "ceca a La Meca todo el día" y llegar a casa más tarde de la medianoche.