Vetusta Morla reparte energía sonora en su directo en el festival SOS 4.8 de Murcia

  • Sonic Youth abrió con audiovisuales la jornada de conciertos del festival.
  • Al escenario también subieron los estadounidenses MGTM en su único concierto en España en 2011.
  • El barcelonés Albert Pla, el multiinstrumentista francés Pascal Comelade y la Petita Orquesta de Titelles Soimatruites fueron otros de los artistas presentes.
Juan Pedro Martín, 'Pucho', el cantante de la banda madrileña Vetusta Morla, durante la actuación que el sexteto de rock ofreció anoche en la primera jornada del festival interdisciplinar SOS 4.8 en Murcia.
Juan Pedro Martín, 'Pucho', el cantante de la banda madrileña Vetusta Morla, durante la actuación que el sexteto de rock ofreció anoche en la primera jornada del festival interdisciplinar SOS 4.8 en Murcia.
Israel Sánchez / EFE
Juan Pedro Martín, 'Pucho', el cantante de la banda madrileña Vetusta Morla, durante la actuación que el sexteto de rock ofreció anoche en la primera jornada del festival interdisciplinar SOS 4.8 en Murcia.

La banda madrileña Vetusta Morla, superventas con su autoproducido primer disco, Un día en el mundo, y con su recién publicado segundo álbum, Mapas (que ya se puede escuchar en su web), ha demostrado en su esperada vuelta a los escenarios que tiene energía sonora para repartir, aunque le falta mejorar su espectáculo luminotécnico.

Combinando temas de ambos discos, los de Tres Cantos han presentado un espectacular directo en el escenario principal del festival murciano SOS 4.8, al que inmediatamente después se han subido los estadounidenses MGTM en su único concierto en España en 2011.

Poco antes, en el escenario cubierto del auditorio de Murcia, ha deleitado al público el combo compuesto por el barcelonés Albert Pla, maestro de ceremonias, el multiinstrumentista francés Pascal Comelade y la Petita Orquesta de Titelles Soimatruites.

El cofundador, cantante y guitarrista del grupo neoyorquino Sonic Youth, Lee Ranaldo, ha abierto, con audiovisuales, la jornada de conciertos del festival con un espectáculo de "spoken word" narrativo en el que su guitarra eléctrica colgaba en vertical de una cuerda desde el techo y por el clavijero, mientras él la hacía sonar con la mano y declamaba poemas en inglés.

Concierto de Pla

En la repleta sala pequeña del auditorio, Albert Pla ha comandado a la panda de músicos y titiriteros que ha hecho posible la suma en las letras de los siete pecados capitales, ETA y Al Qaeda, sin complejos, como acostumbra.

Con un guiño a la canción El sitio de mi recreo, de Antonio Vega, Pla ha cantado-hablado unas oníricas referencias a las venas, los sueños, el cuerpo y los sentimientos junto a varios músicos, unas títeres gemelas de tamaño real y un remezclador-trompetista movido también por manos ajenas.

"Yo, cuando no puedo dormir, me hago una paja", dice uno de los músicos entre una canción y otra que habla de una "estrella sevillana", que resulta ser Paco León "en un avión", uno de los populares protagonistas de la serie de Telecinco Aída.

"Oye, Albert, ¿por qué no lo cuentas bailando?", le dice a Pla otro músico de su grupo después de que aquel se haya paseado con una linterna de minero en la cabeza entre el público, tras lo que comienza un espectáculo no de títeres, sino de plantas de pies humanos con ojos y boca que interactúan entre sí.

La energía de Vetusta Morla

Pero la verdadera atracción de la primera jornada del festival, salvando a su técnico de luces, ha sido Vestusta Morla, con un energético directo, que ha sido precedido en el escenario adyacente por Manel, uno de los grupos revelación de los últimos años, pese a cantar en catalán, lo que supuestamente limita su audiencia.

En la onda de los mallorquines Antonia Font, pero bastante más subidos de revoluciones, Manel, que hacen un folk-pop energético y alimenticio que bebe de las fuentes de los maestros Lluis Llach, Joan Manuel Serrat o Raimon, ha nutrido al espíritu, al cuerpo y la mente de los que llegaban, literalmente corriendo, desde los otros escenarios del festival.

Al líder de Vetusta Morla le falta plasticidad sobre las tablas, pero no parece necesitarla, porque genera en su público una energía brutal, recompensa bien cobrada por la tremenda calidad de sus canciones.

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