«Era una fábrica de aceite de cacahuete indio, un producto que se vendía muy bien». Eso, hasta que llegó la dictadura de Primo de Rivera. «Como buen andaluz, Primo de Rivera protegió el olivar y prohibió la importación de cacahuete», explica.

Por ello, tuvieron que dedicarse al oliva y otros aceites, actividad que duró hasta 1998, cuando la fábrica y la alquería contigua, del siglo xvi, fueron expropiadas para hacer el jardín de Marxalenes y el museo, cuyo proyecto sigue en un cajón. La refinería funcionó por última vez en 1950 para hacer aceite de girasol y se encontraba muy bien conservada.

Ahora, la Policía investiga el origen del fuego, aunque se cree que ha sido intencionado.

Por su parte, el Ayuntamiento apuntalará y limpiará el primer piso, que está lleno de cascotes, y pondrá un techo provisional. Entre este año y el que viene dice que, ahora sí, lo rehabilitará.