Reverte viaja a las fuentes de la creación literaria, al mundo interior y exterior, en su pregón de la Feria del Libro

El escritor Javier Reverte ha realizado un viaje a las fuentes de la creación literaria, a los mundos interior y exterior, durante el pregón inaugural de la 44 edición de la Feria del Libro de Valladolid, que se celebra desde hoy y hasta el próximo 8 de mayo.
Javier Reverte
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Javier Reverte

El escritor Javier Reverte ha realizado un viaje a las fuentes de la creación literaria, a los mundos interior y exterior, durante el pregón inaugural de la 44 edición de la Feria del Libro de Valladolid, que se celebra desde hoy y hasta el próximo 8 de mayo.

Reverte reconoció, en declaraciones realizadas a los medios horas antes de su lectura, que su pregón versaría sobre la literatura y sus modos de concebirla —"en esto cada maestrillo tiene su librillo"—, lo que a su vez determina los tipos de escritores.

Así, en su opinión se sitúan, por un lado, los que "sacan toda una obra de su pequeño mundo", como Kafka, y los que, por el contrario, necesitan de la vida, del exterior. "Somos la mayoría", confesó el autor, que ha cultivado novela, poesía y libros de viajes, entre otros géneros.

El periodismo, labor a la que se dedicó durante 20 años, le ha permitido aprender "mucho" y convertir sus obras en una especie de largos "reportajes" y, el hecho de beber de la vida, del exterior, le ha llevado a buscar una literatura que trate de entender la vida, el "caos", ya que los escritores "buscan dar vida al caos".

Tras rechazar su deseo de escribir best-sellers para hacerse rico —"para eso era mejor ser constructor"—, el escritor, que llega a la Feria del Libro de Valladolid con su último libro, 'Mares salvajes: un viaje al Ártico', bajo el brazo, recordó los efectos que producía en él la lectura de novelas de aventuras, que hacían que se "abandonara" y "transportara".

Ha sido en la "juventud y vejez" cuando ha comenzado a viajar a todos esos lugares —"estoy yendo a muchos sitios"—, como ha sucedido en el caso del paso del Noroeste, una ruta del norte de Canadá que une los dos océanos y en la que se embarcó el autor en 2008, tan sólo un año después de su apertura, tema que protagoniza su última obra.

El viaje, de dos meses y medio de duración, comenzó en Ottawa, la capital de Canadá, desde donde subió hasta Cornwallis, donde tomó un barco oceanográfico para realizar el Paso, descubierto en 1906 y que él realizó en trece días cuando Roald Amundsen, el primer explorador que lo cruzó, tardó tres años.

Ambición "imposible" de frenar

'En Mares Salvajes' relata Reverte ese viaje en barco así como los trayectos en avión y coche que realizó, lo que ha encajado con la historia de la exploración del pasado y que ha aderezado, finalmente, con la ambición humana, que en el caso de esta zona es "imposible" de frenar dado la riqueza natural en minerales y combustible así como piedras preciosas.

Con no más de siete establecimientos humanos en las islas y península de esta región, en cuyas casas no faltan ni Internet ni la televisión por cable, Reverte trasladó su deseo de que esta zona alcance el estatus de protección de la Antártida —"el medio humano allí es una mezcla de civilizaciones y tiempos"— aunque la riqueza de la zona no lo hará posible.

"La ambición humana no hay quien la pare y los daños en el medio ambiente van a ser enormes", lamentó el escritor, quien sumó la "herida" que se va a causar en esa zona a la existente ya en el resto del planeta.

Defensor de todos los sentidos y no únicamente del de la vista porque todos permiten percibir sensaciones, el escritor trabaja en la actualidad en una novela que verá la luz en noviembre y que se desarrolla en Guinea, donde sitúa a un personaje español con su historia en un periodo de tiempo que abarca desde que el país dejó de ser colonia hasta la actualidad.

Para la elaboración de este trabajo se desplazó a Guinea —"necesito mucho de la realidad"— porque, confesó, no puede escribir de sitios en los que no ha estado.

Su último viaje, "muy largo" y por el Mississippi, demuestra que últimamente se decanta más por el norte que por África aunque, confesó, este continente, sobre el que no quería volver a escribir, le "tira".

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