Centenares de padres separados apenas pueden ver a sus hijos

Sus ex parejas les impiden mantener el contacto con los niños que, en muchos casos, acaban con depresiones crónicas.
La separación de una pareja significa en muchos casos perder de vista a los hijos. En Zaragoza hay más de 200 padres separados con problemas para ver a sus hijos, según la Asociación de Padres de Familia Separados de Aragón (Apfsa). «El 75% no ve a sus hijos hace años y el 20% lo hace con muchos problemas», explica Juan José Valero, el presidente.Las mujeres se quedan con la custodia de los niños en el 95% de los casos y los padres se conforman con verlos unas horas cada 15 días. Sin embargo, algunas madres impiden a sus ex maridos mantener contacto con ellos alegando que los hijos no quieren verles.

Así comienza un rifirrafe (más de la mitad de los divorcios son con hostilidades) en el que los niños son los más perjudicados. Muchos desarrollan el síndrome de alienación paternal, es decir, odian a un padre que les quiere, porque la madre les habla mal de él.

Este síndrome puede llevar a una depresión crónica e imposibilitar el desarrollo del niño en un ambiente psicosocial normal, según afirman los expertos.

«Los niños sufren mucho y los padres que no pueden verlos llegan a la asociación hundidos, desesperados», señala Valero. «Tenemos una psicóloga que alucina con algunas situaciones», añade.

La asociación lucha por la igualdad, la custodia compartida a pleno derecho y la sustitución del Instituto de la Mujer por el de la Familia, y ha preparado una demanda contra la Ley de Violencia de Género.

Más inf., tel. 976 201 996.

El testimonio

Juan José Valero Presidente de APFSA

«No veo a mi hijo desde hace 6 años»

Juan José Valero lleva 12 años separado y no ve a su hijo desde que tenía seis.

¿Cuál es su historia?

Mi ex mujer se fue a vivir a Tenerife cuando el niño tenía cuatro meses. Yo podía verlo cada 15 días y fui a Canarias, pero no me lo dejaba ver. Recibía amenazas de su familia hasta que un juez me autorizó a verlo tres años después. Vino a Zaragoza dos veranos y dos Navidades, pero cuando cumplió seis años ya no volvió. Su madre pidió un cambio de medidas y una jueza logró que no lo volviera a ver.

¿Y cómo está usted?

Tuve una depresión, una úlcera y me he quedado sin dinero por los viajes. Me siento impotente. Vale más la lágrima falsa de una mujer que el cariño de un padre.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento