La primera víctima de ETA

El primer ataque reivindicado fue la muerte del guardia civil José Pardines Arcaya, de 25 años, el 7 de junio de 1968. Jardines fue asesinado después de darle el alto a un vehículo en el que viajaban Txabi Etxebarrieta e Iñaki Sarasqueta en el barrio de Olarrian, junto al restaurante Benta-Aundi, a la salida de la localidad guipuzcoana de Tolosa.

Txabi se dirigía al monasterio de Lazcano para ir a una cita con la organización, mientras que Iñaki tenía que recoger un cargamento de explosivos en Beasain.

El guardia civil se percató de que el vehículo llevaba placas falsas, momento en el que Txabi disparó cinco veces sobre él.

Etxebarrieta e Iñaki Sarasqueta se refugiaron en casa de un sacerdote, pero al abandonarla fueron detenidos por la Guardia Civil.

Etxebarrieta se enfrentó con los agentes de la Benemérita, acto que le costó la vida.

La dirección etarra decidió vengarse por la muerte de Etxevarrieta, que poco menos que fue hecho mártir, y el 2 de agosto realizó su primer gran atentado: la muerte a tiros en Irún del comisario Melitón Manzanas.

Años después, el compañero de Etxevarrieta, Iñaki Sarasqueta, declaró que la muerte de Pardines había sido un error innecesario.

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