El invierno ya ha llegado a su fin, pero sus últimos coletazos todavía se sentirán en los próximos días. Además, la primavera se prevé lluviosa, para fastidio de los madrileños que esperan el autobús en paradas sin marquesina. La red de transporte de la EMT tiene un total de 10.411 paradas repartidas por toda la ciudad, según datos extraídos de la memoria anual de esta empresa municipal. El 15% de todas ellas (es decir, 1.562) no tienen ningún tipo de resguardo contra la lluvia, el viento o el sol. Estos apeaderos son muy transitados por los usuarios: en un día laborable de los meses de invierno esperan allí el bus casi 230.000 viajeros. Y eso sin contar las otras 5.000 paradas a la intemperie que hay en el resto de la región.
"A la gente se le quitan las ganas de usar el transporte público si no se le dan facilidades. Es muy incómodo esperar el autobús en los días de frío intenso bajo la lluvia", apunta Eugenio Morales, presidente de Madrid Camina. Estas paradas sin marquesina tienen únicamente un poste que sirve para señalizar el apeadero e informar acerca del trayecto de la línea. Al carecer de techo y mamparas laterales, no hay forma de evitar las inclemencias meteorológicas.
El criterio del Ayuntamiento y el Consorcio de Transportes para ubicar las marquesinas se basa "principalmente en el espacio existente". Así, en las aceras estrechas, donde no caben las marquesinas estándar, optan por colocar un simple poste. Aunque también depende del uso más frecuente de esas paradas: "En las que están a mitad de línea se suelen poner solo postes, porque son paradas fundamentalmente de bajada. Mientras que al principio de las líneas se colocan marquesinas, porque allí es donde hay más gente esperando a subir", explica Daniel López, representante de CC OO en el Consorcio.
En el último año, el Ayuntamiento ha incorporado dos nuevos tipos de paradas de autobús aprovechando las reformas peatonales. En Recoletos han instalado una quincena de peceras transparentes, y en Serrano y Alcalá, marquesinas sin respaldo.
Paradas en medio de la nada
Además de la incomodidad de las paradas sin marquesina, los usuarios denuncian la existencia de apeaderos en zonas inhóspitas, alejados de la población o en zonas conflictivas. Las líneas con más paradas en medio de la nada son las que llegan a los PAU de la periferia (que tienen amplios bulevares poco transitados y descampados sin construir) y las que conectan con los polígonos industriales (con mucha demanda en horario laboral, pero que se convierten en páramos al caer la tarde). Las paradas más peligrosa, según los conductores de autobús, son las de Mercamadrid (línea 130), muy frecuentadas por toxicómanos. También están aisladas algunas en Colonia Marconi (línea 79) y en el polígono Aguacate (118).
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