Qué es la mentalidad "delulu" amorosa, prima hermana del "ya veremos", y ¿por qué me declaro en contra?

Lo sé: estoy mayor. La Generación Z disfruta haciendo del optimismo y de la fantasía sus armas y cada vez hay más personas que disfrutan siendo "novias unilaterales", pero me temo que me he hartado de las relaciones "to be confirmed". Aquí va, en primera persona, un alegato contra la ligera mentalidad 'delulu'
Mentalidad delulu
Mentalidad delulu
ROB BAKER ASHTON/NETFLIX © 2022
Mentalidad delulu

Uno de los términos del año ha sido "delulu", que viene a ser la abreviatura del "delusional" inglés (delirante en España) y que se ha convertido en una especie de mantra de autoayuda que arrasa en TikTok y por ende, ha terminado por impermeabilizar nuestra vida más allá de las redes. Se trata de abogar por una actitud ciertamente delirante que apuesta por la confianza extrema en una misma y que hace del optimismo su bandera. ¿Tu jefa te odia? Tú defiendes que te adora y que eres la mejor en el trabajo. ¿Tu novio no te hace ni caso? En realidad, está loco por ti, pero no tiene el móvil a mano... El símil más adecuado para definir 'delulu' sería: montarte películas.

Aunque esta actitud es tan absurda como preocupante, al parecer a la gente le funciona para triunfar en el mundo laboral e incluso en el emocional… Y es en este aspecto en el que me quiero detener, porque llevamos toda la vida creyéndonos cuentos de princesas en los que los sapos convierten en adonis bienintencionados -beso previo, claro, porque ni en los cuentos las mujeres conseguimos algo sin sacrificios- y finales felices con perdices que aunque no son aptos para veganos, sí lo son para los que creen que el amor romántico existe. ESO sí que es "delulu"… 

Pero no he venido a quejarme del amor romántico. De hecho, no he venido ni siquiera a quejarme del maldito y esquivo amor. He venido a maldecir la actitud "delulu" que estamos adoptando por culpa de ese afán de ir por la vida sin etiquetas, por el síndrome Olaf de dejar que todo fluya y por ir viendo hacia dónde van las relaciones cuando en realidad, subrepticiamente, una de las partes tiene bien claro lo que quiere de la relación. Sin duda no soy de la Generación Z, no sólo por el hecho de que mi DNI (y mi frente) lo deje dolorosamente claro, sino porque necesito saber lo que tengo.

"Ya veremos"

Del mismo modo que quiero saber cuánto dinero tengo en el banco y qué es lo que tengo que comprar en el supermercado, necesito saber en qué tipo de relación ando, porque así sé lo que esperar, lo que exigir y dónde poner los límites. El problema de las relaciones "to be confirmed" es que tendemos a fantasear con que el otro está en el mismo punto, con que quiere lo mismo y con que cada gesto quiere decir lo que nos empeñamos en pensar, como si tuviéramos una piedra rosetta gestual capaz de hacernos ver con claridad lo que los demás quieren decir, cuando en realidad, estamos imaginando todo a nuestro antojo y nos estamos creyendo nuestra propia mentira. Si hay algo más ridículo que creerte la mentira de tu pareja es creerte la tuya propia, porque de base sabes que te estás creyendo una falacia bajo la égida del dichoso "ya veremos".

Las hadas se convierten en hades al entrar en contacto con la realidad y es entonces cuando nos damos cuenta de que hemos estado jugando a ser novias unilaterales

Nos hemos acostumbrado tanto a vivir en un mundo ambiguo que hemos preferido agarrarnos a las fantasías, por lo que vivimos un cuento de hadas autoconstruido y destinado a la decepción. Porque las fantasías funcionan en nuestra mente y sobre el papel, pero las hadas se convierten en hades al entrar en contacto con la realidad y es entonces cuando nos damos cuenta de que hemos estado jugando a ser novias unilaterales.

En el fondo sabemos que el otro no quiere nada, porque quien tiene que pensar lo que quiere o asegura no tenerlo claro es porque en realidad, no quiere absolutamente nada. Es como la gente que asegura que "se ha olvidado de comer". Nadie se olvida de comer. Te olvidas de felicitar a tu tío en su cumpleaños, de comprar leche cuando vas al supermercado o de enviar un email, pero ni te olvidas de comer, ni necesitas consultar con la almohada acerca de si quieres estar con alguien. Por cierto: un día hablamos de por qué las almohadas son psicoanalistas y me explicáis dónde se han sacado al título. 

Nadie se olvida de comer. Te olvidas de felicitar a tu tío en su cumpleaños o de comprar leche pero ni te olvidas de comer, ni necesitas consultar con la almohada si quieres estar con alguien

¿Decir o no decir lo que quieres?

Creo que la apuesta desilusional amorosa es una forma de no incomodar al otro. Si dices lo que quieres, y si lo que quieres no es precisamente fluir, sino definir, es posible que a tu interlocutor le entren sudores fríos, por lo que ante el miedo a perder a quien te gusta, en ocasiones es más sencillo hacer como que no quieres nada. 

Yo creo que es mejor ser valientes y quedarnos mirando a la servilleta que reza "gracias por su visita" cuando el otro se ha ido al baño para posiblemente no regresar que convertirte en esa servilleta manoseada en la que la gente se limpia con absoluto desprecio. Yo he aprendido a decir lo que quiero, y os voy a decir una cosa: a mis amigas les sale bien cuando lo hacen. En el cine el otro responde de forma positiva. Pero en mi vida, NUNCA, nunca jamás, pasa lo que quiero. Sin embargo, sigo pensando que es mejor verbalizar lo que se desea que vivir una mentira. La vida en clave servilleta de papel ya no me es suficiente. Pero gracias por su visita, ¿eh? Gracias.

Yo he aprendido a decir lo que quiero, y os voy a decir una cosa: a mis amigas les sale bien cuando lo hacen. En el cine el otro responde de forma positiva. Pero en mi vida, NUNCA

Cuando comienzas una relación no es extraño montarte en la cabeza verdaderas películas cuyo guion bien merecería un Goya, y la vida es tan tumultuosa y puñetera que esos largometrajes sentimentales se convierten en un escondite perfecto para escapar de la realidad y disfrutar de una historia en la que por fin no hay giros de guion despiadados. No hay ni un WhatsApp mal contestado o peor, sin contestar, ni abrazos anodinos, ni taras comunicacionales destinadas a enterrar cualquier esperanza de relación saludable. En tu historia tú escribes, diriges y vives. En tu historia, tú te mientes y te crees tu propia mentira.

Fantasear en el amor
Fantasear en el amor
ROB BAKER ASHTON/NETFLIX © 2022

Fuera de tu película, te llevas estocadas, y por eso hemos decidido llevar la fantasía al mundo real. El problema es que al entrar en contacto con el oxígeno, los sueños, los deseos construidos y las mentiras auto elaboradas estallan por los aires, por lo que nos convertimos en actores de una mentira puesta en marcha en ese micro teatro al que llamamos vida y que por culpa de esta irrealidad, ya ni siquiera es una vida real, sino un tropiezo sostenido. 

Estoy mayor, o cansada, o ambas cosas, pero no quiero relaciones ajenas a taxonomías ni quiero dejar fluir absolutamente nada. ¡Que no somos partículas, que somos personitas! Creo que quienes se niegan a definir lo que hacen es esquivar responsabilidades al agarrarse a esa corriente en la que se puede hacer cualquier cosa sin consecuencias. Lo que no se nombra no existe, por lo que estas relaciones anónimas en realidad no son relaciones: son ecos de lo que pudo ser y no será hasta que uno quiera, mientras que el otro se está dejando no llevar, sino arrastrar hacia un agujero en el que no hay ni sentimientos, ni futuro.

La mentalidad delulu viene bien a quienes prefieren fantasear que vivir en un mundo en el que hay más bofetadas sentimentales y trampas que alegrías y para quienes creen que el compromiso son los padres, pero quienes preferimos vivir algo verdadero, no comprendemos este estilo de vida en modo 'rooibos'. 

¿Y si la única forma de respirar con tranquilidad es vivir una historia de amor inexistente? ¿Y si el autoengaño es el nuevo Diazepam?

Tengo una amiga que está tan harta de desengaños amorosos, que me confesó el otro día que lleva meses fantaseando con que sale con el monitor del gimnasio. "En mi cabeza, los domingos hacemos un asado familiar y tenemos una vida perfecta. Lo sé, suena loco, pero cuando pienso en esto, estoy de alguna forma tranquila y feliz". ¿Y si en un mundo en el que hay tantos términos, anglicismos y metáforas para hablar de cómo nos la lían en el ámbito emocional, la única forma de respirar con tranquilidad es vivir una historia de amor inexistente? ¿Y si el autoengaño es el nuevo Diazepam? Pero si decides que sabiendo lo que hay, quieres seguir adelante, ahí ya cada uno tiene que saber cómo manejar la posología de su no-relación y saber que esas miradas que parecen algo, "parecen", pero no "son". Sí: estás ante una relación en clave Magritte. Del "Ceci n'est pas une pipe" has pasado al "Ceci n'est pas un roman d'amour".

Supongo que si la vida sentimental me hubiera ido bien, tendría trabajo fijo y quizás trabajaría en una consultora, pero aquí estoy, Ya no sé si busco enamorarme o un buen titular

Esta idea tiene tanto de Black Mirror como de formulario a rellenar para ser ingresada en una clínica para superar algún que otro problema mental, pero creo que comprendo a quienes prefieren soñar que vivir. Yo, de momento, sigo viviendo en modo verdad no porque tenga ya ganas de ver cómo consigo que cada relación vaya peor que la anterior, sino porque tengo que tener material para escribir. Supongo que si la vida sentimental me hubiera ido bien, tendría trabajo fijo y quizás trabajaría en una consultora, pero aquí estoy, ya no sé si buscando enamorarme o un buen titular. O ambas cosas, para qué elegir. Al final, lo que más miedo me da es terminar un texto con "The end”" porque si le tengo miedo a algo, más que al desamor, es al punto final. A eso y a fluir. Maldito "let it flow". Maldito.

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento