El número de mayores que viven solos desciende en Madrid al acoger a sus hijos por la crisis

  • En la región de Madrid había 213.100 mayores de 65 años viviendo en hogares unipersonales en 2013 (un 20,5% del total de ancianos), según el INE.
  • La tendencia a la soledad de los ancianos madrileños se ha invertido: es la primera vez en dos décadas que se reduce, tras tocar techo en 2011.
  • Los sociólogos lo vinculan a las familias que vuelven con sus abuelos para capear la crisis con su pensión: "La familia se une para apoyarse", dice Marta Domínguez.
  • "Ayudar a la familia es positivo. Es cruel si solo se acuerdan de los mayores cuando hay problemas", dice la presidenta de la Asociación de Jubilados.
Eugenio Pulido, de 79 años, ayuda a sus hijos con su pensión: "La familia está para ayudarse".
Eugenio Pulido, de 79 años, ayuda a sus hijos con su pensión: "La familia está para ayudarse".
JORGE PARÍS
Eugenio Pulido, de 79 años, ayuda a sus hijos con su pensión: "La familia está para ayudarse".

De vivir solos a tener que compartir sus casas con sus hijos, las parejas de estos y los nietos. La tendencia a la soledad de los madrileños mayores de 65 años se ha invertido en los últimos años. Durante las últimas dos décadas el número de ancianos que vivían solos en sus hogares no dejó de ir al alza en la región, pero ahora ha cambiado esa tendencia: en 2011 se tocó techo, con 218.271 ancianos madrileños habitando en hogares unipersonales (representaban el 22,1% del total de mayores de 65 años empadronados ese año), según el anterior censo del INE que incluía datos de hogares. Pero en 2013 el número descendió a 213.100 personas (el 20,5% del total de ese colectivo), tal y como refleja la Encuesta de Hogares del INE.

La clave de este cambio de patrón está en la reagrupación de las familias como medio para capear la crisis, tal y como consideran diversos sociólogos. "Al fallar el Estado del Bienestar se están produciendo estrategias de reagrupamiento familiar. La familia se une para apoyarse y reducir gastos. Una de las claves de estas estrategias está en los ancianos: el abuelo sirve de ingreso y en ocasiones es el único sustento de muchas familias, debido a que siguen percibiendo su pensión", explica la socióloga Marta Domínguez, de la Universidad Complutense.

En el resto de España, la vuelta al hogar del abuelo es menos acusada que en Madrid, según los datos del INE: "Posiblemente sea porque en Madrid la vivienda es más cara y el nivel de vida es más exigente. Además, son tendencias nuevas que siempre suelen ocurrir primero en las grandes áreas metropolitanas, como la de la comunidad madrileña", sugiere Domínguez.

Pierden la casa por un desahucio o están en paro

Por ello, cientos de mayores que hasta el momento vivían en solitario están empezando a acoger a otras generaciones de su familia en sus casas. "Son personas que han acogido a sus hijos porque han perdido la casa, les han desahuciado o están en paro y no pueden pagar el alquiler. Muchas familias que no tienen donde ir se refugian en casa de los abuelos, ya que la mayoría de gente en la tercera edad ya tienen su vivienda pagada, sin hipotecas y una pensión que todavía aguanta algo, a pesar de los recortes", añade el sociólogo Juan Díez-Nicolás. Otro motivo por el que puede haber cambiado la tendencia de mayores solitarios, según Díez-Nicolás, es "el aumento de la esperanza de vida, que hace que ahora los matrimonios duren más tiempo sin llegar a la viudedad; aunque este caso será una mínima proporción del total".

Los colectivos de jubilados también han percibido un incremento de las personas que se van a vivir con sus mayores o incluso de familias que recogen al abuelo de la residencia donde le habían ingresado. "Esta sociedad ha pasado de la familia que dejaba al abuelo en la residencia o lo olvidaba en su casa a la familia que va a buscarlo para llevárselo a casa porque la pensión asegura unos ingresos", lamenta Manuel Doblado, de la Federación Madrileña de Pensionistas y Jubilados (Femas). "En nuestro entorno se habla cada vez más de este asunto: uno ha acogido a su hijo separado, otro tiene a los nietos en casa todo el día,...", añade Doblado.

Muchos de ellos ven este fenómeno como una muestra de "solidaridad familiar en tiempos difíciles, un valor que se está recuperando", en palabras de Doblado. Además, esto permite que muchos abuelos se sientan acompañados y tengan mejores cuidados de sus familiares: "Hay personas que antes no se podían dedicar a sus mayores todo el tiempo que querrían y ahora, obligados por las circunstancias, tienen más tiempo para cuidarlos y ocuparse de ellos. Se puede sacar esta lectura positiva siempre y cuando la reagrupación se haga de común acuerdo con el abuelo y realmente lo quieran", apunta Angelina Fernández, presidenta de la Asociación de Jubilados de Madrid.

"El mayor pierde su independencia"

Aunque también puede tener aspectos negativos, sobre todo en el caso de familias que antes no estaban tan unidas a sus mayores: "Para una persona mayor que está en buenas condiciones de salud significa perder su independencia. La vida es así de cruel: cuando tienes un bienestar lo disfrutas y no te preocupas de los demás; hay gente que tenía a sus mayores apartados, que no iban a visitarlos, y ahora vuelven a querer estar con ellos. Eso les hace sentirse utilizados. Aunque afortunadamente son excepciones", matiza Fernández.

La tercera edad se ha convertido en el sustento principal de muchas familias madrileñas. De hecho, el 53,7% de los mayores de la región "ha ayudado económicamente a algún hijo o familiar en los dos últimos años", según el Barómetro de Mayores elaborado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (UDP). Además, el 79,4% de ellos dice que sus hijos "no podrían vivir dignamente sin esa ayuda". Estos auxilios se concretan en dinero para pagar la hipoteca o el alquiler y en apoyo para adquirir comida o para sufragar los gastos básicos de la vivienda. Aunque el sustento no se queda únicamente en lo económico, sino que los abuelos también les ayudan en las tareas del hogar o en el cuidado de los niños, según las asociaciones de jubilados.

Eugenio Pulido, 79 años: "La familia está para ayudarse. No nos queda otra"

Sus dos hijos y cinco nietos sobreviven con la ayuda de Eugenio, vecino de Leganés. "Mis dos hijos están pasando apuros y les ayudo con mi pensión, que no es gran cosa, pero es lo que tenemos. Uno de ellos vive conmigo, pero al final todos pasan mucho tiempo en mi casa. Les hecho una mano para que puedan comer los niños. Y lo hago encantado, la familia está para ayudarse: son mis hijos, ¿qué voy a hacer? No nos queda otra y además me siento acompañado. También llevo a uno de los niños al cole".

Gregorio Rodrigálvarez, 79 años: "Me gané la pensión pero la necesitan mis nietos"

"Mis hijos y mis nietos vienen a comer cada día a mi casa y también ayudo a otra hija con la hipoteca. Me acuesto pensando en cómo ayudarles, sobre todo a los pequeños. No viven conmigo de forma continua pero en mi entorno hay muchos casos en los que sí ocurre así. Después del trabajo que he pasado en la vida mi meta era jubilarme y disfrutar de mi vejez, pero por culpa de este Gobierno ahora debo estar sosteniendo a la juventud. Me gané la pensión con mi sudor pero ahora mis nietos la necesitan más que yo. Y encima Rajoy solo nos la ha subido un euro".

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