El fin de las vacaciones y el mes de septiembre se han convertido para muchos coruñeses en el punto de partida para olvidar el tabaco. En la delegación coruñesa de la Asociación Española contra el Cáncer aseguran que este mes reciben un auténtico aluvión de inscripciones para asistir a sus cursos de deshabituación y ya han multiplicado por cuatro en un mes el número de asistentes.

Si de media atienden a un grupo, con unas 15 personas, en septiembre cuelgan el cartel de completo con cuatro grupos y un total de 60 participantes deseosos de olvidarse de los cigarrillos.

"Tenemos la agenda a tope e incluso hay gente en lista de espera», asegura Santiago Suárez Pita, psicólogo clínico. Él, junto al neumólogo Fernando Molina, se encarga de dirigir las sesiones (todos los martes y jueves por las tardes), en las que enseñan técnicas de relajación para no sucumbir a las temidas recaídas. Y en eso las mujeres llevan las de ganar. «Ellas cuando se proponen algo, normalmente lo consiguen», afirma Santiago Suárez.

Escasez de ayuda

El programa de la Asociación contra el Cáncer es uno de los pocos que existen en la ciudad. Cuesta 60 euros, que se devuelven al finalizar las clases (para apuntarse hay que llamar al 981 142 740). Hay otros por los que sí hay que pagar, como el del hospital San Rafael. En los centros de salud no existen.

En Santiago la Universidad cuenta desde hace 25 años con una Unidad de Tabaquismo, que ha abierto el plazo para sus tratamientos. Los interesados pueden anotarse llamando al 981 547 146.

Un hábito al alza

Ni el precio del tabaco ni los daños que provoca en la salud del que fuma y de los que lo rodean hacen recapacitar al 31,3% de los coruñeses que, según los últimos datos del Sergas, fuman a diario (hace cuatro años era un 30,8%). Los expertos calculan que son unas 300.000 personas de la provincia con más de 12 años las que no pasan un día sin un cigarrillo.

Las que más ansían dejar el hábito son las mujeres y los jóvenes de entre 25 y 35 años, aunque sólo el 42% lo intenta alguna vez en su vida.

El mes de los propósitos

Adelgazar: pesan las vacaciones. Las tapas y cañas del veranito han dejado huella en muchos. Y por eso, las dietas también se incrementan con la caída de la hoja.

Dejar de fumar: se intenta dos veces al año. Septiembre y enero son los meses en los que más personas se animan a dejar su adicción al tabaco. Aunque la nicotina les pesa más a unos que a otros y no todos lo consiguen.

Aprender un idioma: las academias se llenan. Después del verano también son cientos los que aspiran a convertirse en políglotas y se apuntan a clases para saber hablar inglés, francés, alemán...

Sacar el carné: sobre todo, estudiantes. A Coruña es una de las ciudades más baratas para obtener el carné, por eso las autoescuelas se llenan. La mayoría son universitarios.

Coleccionar: de rosarios a dedales. Las colecciones son otro clásico del otoño.

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