Just Loomis (Reno-EE UU, 1957) perfeccionó el oficio de fotógrafo como ayudante de un monstruo, Helmut Newton (1920-2004), uno de los inventores de la mirada voyeurística contemporánea y un fotógrafo fascinado por los bodegones anatómicos de mujeres siempre poderosas, bellas y sexualmente agresivas.
Habiendo dado en ese ambiente los primeros pasos —también fue ayudante de la mujer de Newton, Alice Springs, que cambió su nombre por el de June Newton para aprovechar el tirón del consorte—, no choca que el estilo de Loomis, un muy solicitado fotógrafo de revistas ilustradas de moda, rinda pleitesía al del maestro.
Fotos de entre 1986 y 2013
La exposición Women (Mujeres), en la galería Hiltawasky de Berlín (Alemania) desde el 13 de noviembre hasta el 11 de enero, repasa el trabajo de Loomis entre 1986 y 2013. El fotógrafo ha elegido más de treinta obras, la mayoría de las cuales prima la sensualidad de las mujeres sobre cualquier otro trazo, sea psicológico o artístico.
Pese a la huella del maestro, Loomis quiere romper el hilo y la posible acusación de copista y exhibe retratos que, dice, muestran una "franca y abierta sexualidad", pero son "honestos y directos", marcados por el "resperto y la dignidad" hacia las modelos. Llaman la atención los retratos simples y con luz natural de los últimos meses, tomados en Irlanda y los países nórdicos, en ocasiones a mujeres o jóvenes que no se ganan la vida como modelos.
Ningún retoque
Otro síntoma de distanciamiento es la nula intervención del fotógrafo, o al menos eso afirma, en la postproducción de las fotos: no hay ningún tipo de retoque porque, añade, desea mostrar las "bellas imperfecciones" de la forma humana. La exposición "pone en cuestión los ideales de belleza femenina convencionales. ¿Cómo se ven a sí mismas las modelos?, ¿cómo ve a la modelo el voyeur? Siempre se trata de que las miradas estén alerta".
Tras "absorver" las complejas puestas en escena de Newt0n, Loomis ha llegado a la conclusión de que todo el secreto de una buen retrato está basado en "la honestidad y la conexión". Cita al filósofo Emmanuel Lévinas para ampliar la idea: "El encuento cara a cara implica una llamada y una respuesta y ambas son inmediatas. El otro choca contra mí sin necesidad de palabras, pero el encuentro requiere una respuesta. El otro no domina la respuesta pero siente la responsabilidad de emitirla de inmediato. Es una situación comparable a un intercambio de energía".
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