La superpoblación de la sierra oeste eleva aún más el riesgo de incendios forestales en Madrid

Un helicóptero arroja agua para extinguir el incendio declarado en Valdemorillo, en una zona forestal próxima a urbanizaciones.
Un helicóptero arroja agua para extinguir el incendio declarado en Valdemorillo, en una zona forestal próxima a urbanizaciones.
Juan Carlos Hidalgo/EFE
Un helicóptero arroja agua para extinguir el incendio declarado en Valdemorillo, en una zona forestal próxima a urbanizaciones.

La ola de calor y los recortes en la lucha contra los incendios entorpecen la labor de los bomberos y agentes forestales. Pero los operarios se enfrentan a una dificultad añadida: la superpoblación del oeste de la región, donde se alternan grandes superficies forestales con urbanizaciones dispersas, eleva aún más el riesgo de incendio y dificulta los trabajos de extinción una vez que se ha declarado el fuego. Este exceso de población es la principal causa de los grandes incendios registrados en Madrid en los últimos años, según ingenieros forestales, bomberos y ecologistas. El último de estos incendios ha sido el declarado en Valdemorillo el lunes, que se ha controlado este martes tras calcinar más de 600 hectáreas. El fuego se originó, probablemente, por la chispa de una radial durante unas obras.

El oeste madrileño (donde se enclava la comarca de la Sierra Oeste y el entorno del Guadarrama) es el área donde, históricamente, se han registrado los mayores incendios de la región. Al de Valdemorillo de esta semana se suman otros fuegos como el de Valdemaqueda y Robledo (el mayor en 30 años, ocurrido en 2012), el de Collado Mediano (en 2009) o el del Monte Abantos de El Escorial (en 1999). Todos ellos se produjeron en los bosques del oeste de la región y en todos los casos hubo que desalojar a miles de vecinos de urbanizaciones que habían quedado cercadas por el fuego.

"La presencia humana en espacios forestales conlleva un riesgo altísimo, sobre todo cuando no hay un perímetro acotado entre las urbanizaciones y la vegetación", apunta el secretario general del Colegio de Ingenieros Forestales, Raúl de la Calle. "La zona oeste de Madrid tiene un problema de sobrepoblación, con urbanizaciones dispersas alejadas del casco urbano y viviendas unifamiliares en plena área forestal", advierte María Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción. "En el oeste se junta la abundancia de vegetación con la excesiva población. Es la zona más complicada con diferencia", explica Pedro Campos, representante de CC OO entre los bomberos regionales.

El 37% de incendios, por negligencias

En la treintena de pueblos que componen la Sierra Oeste y el Guadarrama hay empadronadas 234.000 personas durante todo el año, según datos del INE. Sin embargo, en verano su población se duplica por la llegada de personas a los chalés y residencias de vacaciones. En la temporada estival, justo cuando más riesgo de incendio hay por las altas temperaturas, la población del oeste regional ronda el medio millón de habitantes. De hecho, Madrid es una de las regiones españolas donde el factor humano incide más en la generación de fuegos forestales: el 53% de los incendios de 2012 fueron intencionados y el 37% se originaron por negligencias humanas, según datos de la Consejería de Presidencia.

Los expertos critican la falta de planes antiincendios en las colonias de viviendas situadas en pleno bosque. "Es necesario que se habiliten franjas perimetrales de 25 metros entre las casas y la vegetación, para evitar que las llamas generadas en las viviendas (obras o barbacoas) lleguen a la zona forestal y también por seguridad de sus propios habitantes, para que un incendio no llegue a zonas habitadas", explica De la Calle. "La mayoría de las urbanizaciones carecen de estos planes. Es responsabilidad del propietario en primer lugar, pero también de los ayuntamientos que no lo controlan", añade Nieto.

Pero el factor humano no solo origina el fuego, sino que también impide atajarlo con agilidad. "Cuando hay un incendio en una zona habitada, la población es la prioridad máxima. Por este orden, los bomberos se dedican primero a salvar vidas (evacuando la zona), después deben proteger los bienes materiales (impidiendo que las llamas lleguen a las casas) y, cuando todo esto ya está controlado, se dedican a extinguir el fuego del monte. Si no existieran esas viviendas, los incendios no se extenderían tanto porque se dedicarían todos los esfuerzos a apagarlo", sostiene el ingeniero forestal. Los ecologistas consideran que este problema se agravará con la Ley de Viviendas Rurales (aprobada hace un año por la Comunidad), que abría la mano a la construcción de casas en zonas rústicas, con la intención de "frenar el éxodo rural".

Menos efectivos que antes de la crisis

Por otro lado, los trabajadores critican los recortes de la Comunidad en la extinción de incendios. UGT ha denunciado este martes "el retraso en el establecimiento de las guardias de los técnicos forestales". Además, desde 2008 el Ejecutivo regional ha prescindido de 321 operarios dedicados a luchar contra los fuegos en la temporada estival (entre bomberos, brigadistas, forestales y auxiliares). Este verano, se han desplegado unos 2.400 efectivos en el marco del Plan de Incendios Forestales. Mientras, el presupuesto autonómico del programa 'Contra Incendios y Protección Civil' se ha reducido este año un 3,8% (se dedicarán 109,8 millones de euros).

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