Coloca su cámara, se sienta, sonríe y permanece así durante cuatro horas. Esa es la forma con la que Benjamin Bennett ha atrapado a miles de personas por las redes.

Bennett es un youtuber que lleva subiendo vídeos a su canal desde 2013. En él cuenta con más de 200.000 seguidores. El mes pasado publicó su vídeo número 300 haciendo esto. En total acumula ya 1.200 horas de grabaciones... y de sonrisas. Pasan los años y sigue atrayendo la atención de muchos, desde quien lo considera absurdo a quien cree que es arte.

¿Su objetivo? Nadie lo sabe. En una entrevista ofrecida a Vice hace ya más de tres años, el peculiar youtuber declaraba no haber ninguna intención oculta tras estos vídeos. "Tengo la bandeja de entrada llena de gente preguntándome, pero realmente no hay un propósito", aseguró.

Además, se considera un artista de performance. "Definitivamente podríamos ubicar lo que hago en un contexto de performance art y la estética relacional. En realidad no es tan importante como yo lo considere, es más importante lo que el espectador piense. Un libro sobre este tema que me influyó mucho fue Infiernos artificiales: el arte participativo y lo político en el espectador de Claire Bishop", comentó hace unos años a la publicación.

Pero, sin lugar a dudas, lo que más atrae de él es que la gente deja volar su imaginación sobre lo que hace. Algunos piensan que puede estar forzado; otros, que padece incluso algún trastorno mental; y muchos creen que lo hace para lucrarse.

De momento, lleva 300 vídeos a sus espaldas. Sentado y sonriendo, eso sí.