Los avances en la inteligencia artificial (IA) ha ido ganando terreno en todos los ámbitos y, de hecho, cada vez más los usuarios explotan las ventajas (e inconvenientes) que ofrecen. De hecho, el profesor universitario de Carolina del Sur (Estados Unidos) Darren Hick advirtió que uno de sus alumnos utilizó chatbots para completar sus tareas académicas. 

Según informan medios internacionales, el docente afirmó que el estudiante empleó ChatGTP, un simulador de chat impulsado por IA y disponible gratuitamente para el público, para crear un ensayo de 500 palabras sobre el filósofo David Hume y la paradoja del horror. Cuando Hick corregía el trabajo, le llamó mucho la atención las expresiones y el lenguaje que empleaba el alumno.

De hecho, la singularidad del ensayo fue tal que el profesor comparó la redacción con un trabajo de otro estudiante de último grado. Hick llegó a la conclusión de que la capacidad del chatbot para producir trabajos originales le aterrorizaba y a la vez le fascinaba. 

"Es un estilo limpio. Pero es reconocible. Diría que escribe como un estudiante de último curso y muy inteligente", explicó el profesor universitario. “Se usó una redacción extraña en particular que no estaba mal, solo era peculiar... si le estuvieras enseñando a alguien cómo escribir un ensayo, así es como le dices que lo escriba antes de que descubra su propio estilo", concluyó. 

Hick conectó el texto a una herramienta de software creada por los productores de ChatGPT para comprobar que, ciertamente, el escrito había sido producido por IA y esta arrojó un 99,9% de coincidencia.

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Posteriormente, intentó producir su propio ensayo y para ello empleó una serie de preguntas que imaginó que hizo el alumno. Así, el resultado fue bastante parecido a lo que el estudiante le había entregado, pero no igual, ya que el chatbot produce resultados únicos cada vez. 

El maestro se lo comentó al alumno y este terminó confesando que había utilizado esta herramienta para hacer el ensayo. Hick compartió la experiencia en Facebook y se asombró al observar que a otros profesores les había ocurrido lo mismo. Ante esto, la gran incógnita del docente es cómo descubrir este tipo de trampas en el futuro, ya que cada vez más la IA es más avanzada y más 'humana'.