Erik Finman comenzó a invertir en criptomonedas cuando tenía solo 12 años, después de que su hermano mayor le explicara de qué se trataba ese negocio. Ahora, con 22 años, es millonario. 

El joven, de Idaho (Estados Unidos) invirtió mil dólares que le había regalado su abuela cuando tenía 12 años y antes de cumplir los 18 ya contaba con más de un millón de dólares en bitcoins.

"Tuve un profesor que me dijo, sí, abandona los estudios, trabaja en McDonald's, ya que nunca llegarás a nada más en la vida", dice Finman en declaraciones recogidas por el Mirror.

"Dejé la escuela secundaria e hice una apuesta con mis padres: si gano un millón de dólares para cuando tenga 18 años, no tengo que volver a la escuela ni a la universidad". Y ganó la apuesta.

Ahora, con 22 años, ha usado sus riquezas para construir un negocio de educación en Silicon Valley. También ha estado invirtiendo dinero en aviones y "cualquier cosa con alas", una actividad que, según dijo, le estaba dando mucho dinero.

Otro de sus proyectos de inversión es desarrollar un teléfono móvil indetectable para no ceder los datos personales a las grandes compañías.