Hoy nos convertimos en detectives

Lupa de detectives
Lupa de detectives.
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Lupa de detectives

¿Quién no se ha sentido alguna vez un auténtico detective privado echando una partida al emblemático Cluedo? Si aún no se ha vivido la experiencia, no hay tiempo que perder porque este juego de mesa es uno de los que podrían considerarse universales porque se conoce en todo el mundo y hasta se ha llevado al cine y al teatro. Está el clásico, el temático, el portátil... hay múltiples variantes.

El objetivo es descubrir quién es el asesino, con qué arma ha llevado a cabo su crimen y en qué lugar se ha producido la terrible escena y es recomendable para todas las edades a partir de los 8 años. No está de más ambientar la velada y sentarse en torno al tablero perfectamente caracterizado de investigador privado.

Porque si algo hace falta para ponerse en la piel de otro personaje es vestirse como él. Seguro que en casa hay muchas prendas que pueden ayudar a imitar la típica gabardina de detective, como las camisas de los padres o alguna chaqueta extravagante. Cobran protagonismo los complementos, pues cabe recordar que para pasar desapercibidos, estos personajes siempre aparecían en el imaginario colectivo con sombrero y gafas de sol... y con un periódico entre sus manos que se encargaba de ocultar su rostro sin ser visto.

Una vez comienzan las pesquisas, la lupa se vuelve imprescindible para analizar las huellas o detalles de la escena del delito, que no pasarán por alto a un buen detective. Si no se tiene ninguna al alcance, se puede dibujar con cartón o cartulina y sostenerla en la mano. No obstante, es importante que cada detective elija su propio 'look', llevando a gala la premisa de mantener la máxima discreción.

El caso de los cuentos desaparecidos​

De nuevo la imaginación es el mejor aliado a la hora de recrear una de las aventuras al más fiel estilo Sherlock Holmes o Hercules Poirot, los célebres protagonistas de las novelas policiacas más aplaudidas de todos los tiempos.

Para que los niños disfruten de una auténtica aventura detectivesca sin salir de casa, es posible teniendo en cuenta los siguientes factores:

  • se necesita un suceso, como el robo de unos cuentos en uno de los dormitorios infantiles. Para ello, hay que preparar la escena del delito, con algo de desorden que delate que se ha estado rebuscando entre la estantería de los libros y algún que otro indicio marcado por migas de galletas, pinturas de colores o alguna prenda o complemento crucial para la investigación.
  • es fundamental contar con uno o varios sospechosos que pueden ser muñecos, peluches o los propios padres que justo pasaban por el cuarto cuando ocurrió el incidente. Su testimonio puede involucrar a otros personajes, de hecho, uno de ellos puede, incluso, no estar en la habitación, quizá al que todos apuntan como un gran lector. La pregunta a todos ellos es obligada: ¿qué hacía usted en la tarde del día x de abril en torno a las x horas?
  • el análisis pormenorizado del caso con la observación de la escena, las pruebas encontradas y la declaración de los sospechosos se puede exponer en un folio para ir atando cabos. De aquí saldrá la resolución final, en la que el peluche lector podría hallarse en el balcón con los cuentos, el paquete de pinturas o la caja de galletas y aquello que consideremos necesario que le puede delatar.

Después de vivirlo en primera persona, seguro que son muchos los niños que se animan a leer algún libro que proponga misterios para resolver o a ver alguna película del género. También hay dibujos animados... ¿qué tal un capítulo de 'Las aventuras de Scooby Doo?

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