¿Qué alimentos se pueden comer con moho? Estas son las 3 excepciones según la OCU

Cuando el moho hace acto de presencia, debes desechar el producto. Aunque hay tres casos que escapan a esta norma de salud, tal y como especifica la Organización Mundial de la Salud. Alimentos que no tienen efectos negativos. 

Cuando el moho se hace visible, las micotoxinas ya están por todo el alimento
Cuando el moho se hace visible, las micotoxinas ya están por todo el alimento
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Cuando el moho se hace visible, las micotoxinas ya están por todo el alimento

¿Alguna vez has ido a coger el pan de molde, una fruta o una verdura, te has encontrado con moho en un extremo, lo has eliminado y has consumido el resto del alimento? Todos lo hemos podido hacer alguna vez, pero debes saber que es un grave error que pone en riesgo nuestra salud, hasta tal punto de producir una intoxicación alimentaria. Una de las enfermedades más comunes en España en este sentido. 

Cuando observamos esa parte 'peluda' tan visible que provoca la putrefacción de un producto, significa que los hongos ya han proliferado. La parte visible solo es una pequeña parte de todas las micotoxinas que circulan por el alimento y que no se perciben porque son incoloras e inodoras. Ante semejante escenario, y antes de poner en riesgo nuestra salud, conviene tirar toda la pieza.

Eso sí, aunque la norma de seguridad sanitaria general habla de desechar el alimento, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) establece tres excepciones en las que sí es seguro cortar el trozo afectado. Os contamos cuáles son esos productos que "se salvan" de la basura.

A grandes rasgos

Antes de hablar de los tres productos concretos que sí admiten esa limpieza parcial, debemos saber que, cuando aparece el moho (que es un hongo, y existen varios tipos según el alimento en el que crecen) en el pan, los cereales, la fruta y la verdura, ya no hay parte buena y mala.

Las capas de la superficie que son fácilmente detectables tienen su extensión en toda una red oculta de raíces que trabajan en silencio por todo el alimento. En el momento en el que se percibe esa parte mohosa, el proceso de expansión ya está en marcha, puesto que ese moho libera decenas de miles de esporas que hacen su tóxico trabajo a gran velocidad.

Si lo cocinamos a altas temperaturas, ¿se eliminan los hongos?

Al contrario de lo que sucede con muchas bacterias, someter a las micotoxinas que provoca la putrefacción de un producto a altas temperaturas no garantiza en absoluto que estas se descompongan y desaparezcan. Esta certeza parte de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que nos invita a no correr un riesgo innecesario, puesto que el cocinado no elimina el moho.

Se trata, pues, de una conclusión bastante clara: no cedas a la tentación de coger el cuchillo y cortar la 'parte limpia' del producto. El propio cuchillo, además, está sirviendo de vehículo para extender la toxicidad de las micotoxinas, que en verano tienen una velocidad de reproducción mucho mayor a causa de las altas temperaturas. 

Las verduras, las hortalizas, los cereales y las margarinas son alimentos ricos en vitamina E.
Las verduras, las hortalizas y los cereales son muy proclives al moho si no los conservamos en lugar freso y lejos de la huemdad
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Puede que una vez que las hayas ingerido no suceda nada, incluso varias veces, pero te arriesgas a una intoxicación alimentaria de distintas intensidades (dolores agudos, náuseas) según el tipo de moho y la cantidad ingerida, y también a consecuencias más graves. Entre ellas, y por acumulación, a un carcinoma hepático, a disfunciones renales, así como a estados inmunosuprimidos.

Para evitar la descomposición de estos alimentos tan proclives a desarrollar moho, recuerda que debes mantenerlos siempre correctamente almacenados a baja temperatura, y libres de cualquier tipo de humedad. 

Embutidos curados: primera excepción 

Según consejo de la OCU, de los tres productos que admiten ese corte de la parte mohosa y su posterior consumo, los embutidos curados ocupan el primer puesto. En este caso, tanto el jamón o la cecina, como el salchichón o el chorizo, pueden presentar moho cuando transcurre un largo periodo de tiempo sin consumirlo

La premisa en estos casos es raspar cuidadosamente la parte afectada, teniendo la precaución de cortar alrededor una media de 2 centímetros por seguridad. El resto del alimento se puede consumir, aunque no es aconsejable que vuelvas a dejar pasar mucho tiempo porque sería una descomposición de la materia orgánica sobre otra.

Los embutidos como el jamón de york, el salchichón o la mortadela tienen un alto contenido en grasas saturadas, presentan muchos nitratos y, además, llevan demasiada sal, que se utiliza en su producción. Por todo ello, son muy poco saludables.
Los embutidos curados y con textura firme pueden aprovecharse, los blandos no.
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Si los embutidos son de textura más blanda, no está aconsejada esta operación. Nada de cortar en mortadelas, por ejemplo, la parte que ha generado el hongo y comer el resto. En este caso, habría que tirarlo a la basura todo porque los alimentos que poseen mayor humedad suelen generar mayor cantidad de microorganismos tóxicos para la salud.

Algunos quesos también 'se salvan'

De nuevo volvemos a la premisa de la humedad. Los quesos secos, que no tienen mucha humedad en su interior, se pueden consumir eliminando el moho. De nuevo, hay que establecer ese círculo de seguridad alrededor de 2 centímetros para 'curarnos en salud'.

Si observas los efectos de la putrefacción en una bolsa de queso rallado, elimínalo, puesto que en ese formato acumulan humedad y puede que el daño ya esté hecho y las micotoxinas se hayan extendido irremediablemente (aunque no puedas ver más que un poquito de 'pelusilla verde'). No te arriesgues.

En frutas y verduras, depende

En las zanahorias o los pimientos, que tienen una carne consistente, puede hacer acto de presencia ese hongo que es el moho. En estos casos, y sólo cuando son vegetales de textura firme, está permitido eliminar con el cuchillo la parte afectada e ingerir o cocinar el resto. Al igual que en los casos anteriores, debemos tomar la precaución de apurar esos dos centímetros de seguridad por si acaso. ¡Lavamos bien y a la olla!

Ahora bien, si se trata de frutas blandas o de tomates, menos consistentes que la zanahoria, las posibilidades de que las micotoxinas hayan proliferado se multiplican por mil, al tener más fácil el camino de expansión. Por eso, y ante la duda, mejor desecharlos y no salvar la 'parte buena' porque no la hay, según nos recuerda la OCU.

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