Sin duda el huevo es uno de los productos más populares en nuestra cocina, y es que se trata de un alimento saludable, económico y muy versátil. Desde el desayuno a la cena pasando por los postres, las salsas o las cremas, el huevo es uno de esos productos que no pueden faltar en tu nevera.
Fritos, cocidos, escalfados, revueltos, en tortilla... maneras de preparar un huevo existen infinitas, y aunque por su sencillez es uno de los primeros alimentos que aprendemos a cocinar, todo cometemos errores.
Desde la temperatura que utilices, al tipo de recipiente para prepararlos en cualquiera de sus formas, estos son los errores más comunes y sobre los que tienes que poner el ojo para conseguir el mejor resultado en tus recetas de huevos.
Huevos revueltos
Uno de los platos más populares y fáciles de preparar con huevo. Para el desayuno, para una cena ligera... ¿Utilizas la sartén correcta para esta receta? En este caso, es fundamental no utilizar una sartén de hierro fundido y usar siempre una antiadherente, para evitar que se nos quede la mitad del producto pegado.
No es una tortilla francesa, es un huevo revuelto, por lo que no nos esforzamos demasiado a la hora de batirlo, sino que lo echamos directamente a la sartén y ahí ya le damos unos buenos meneos. Error. Lo ideal es batirlo primero en un bol y luego echarlo a la sartén para conseguir un aspecto mucho más apetecible.
Otro error es poner el fuego demasiado alto, ya que te quedará un resultado bastante reseco. Lo ideal es precalentar la sartén con el aceite a fuego alto, y cuando echemos el huevo revuelto, poner un fuego medio-bajo para que el resultado sea más jugoso.
Además de la temperatura, la manera de tratar este producto en la sartén es otro de los factores determinantes. Para evitar que se forme una costra crujiente, remueve de vez en cuando los huevos, que para algo son revueltos.
Huevos escalfados
Sí, nos encantaría a todos saber hacer huevos escalfados estupendos y preparar unos brunch caseros maravillosos, pero no es el caso. Se trata de una manera de cocer levemente la clara y conseguir que dentro se quede la yema líquida.
Uno de los errores más comunes, es intentar echar el huevo directamente en el agua, ya que si es difícil hacerlo sobre una sartén con aceite y que no se rompa, más es mantener el control sobre el agua. Por eso, la mejor opción es abrir el huevo previamente en un bol y echarlo al agua desde ahí.
La temperatura del agua para llevar a cabo esta técnica es fundamental. Si el agua está demasiado caliente, se nos romperá la cara del huevo, mientras que si está demasiado caliente, la cara y la yema se van a separar. Lo ideal es echar los huevos en el agua cuando esté a fuego lento, lo que significa que se notan algunas burbujas pequeñas justo debajo de la superficie del agua, pero no se está burbujeando demasiado.
Otro error es, echar sal al agua, como acostumbramos a hacer cuando cocemos pasta o verduras. Si echas sal al agua que vamos a utilizar, el huevo se ablandará y se romperá la clara.
Huevos cocidos
Uno de los errores más comunes a la hora de cocinar huevos cocidos es mantenerlos todo el rato en agua hirviendo, aunque lo suyo es retirar la olla del fuego una vez esté hirviendo, ya que el agua seguirá caliente y permitirá cocer los huevos a fuego más lento. Déjalos 10 minutos en ese agua para conseguir huevos cocidos, o 5 si quieres huevos pasados por agua.
Esto trae consigo otro error, que es dejar los huevos demasiado tiempo en esa agua que hemos retirado del fuego, ya que se cocerán demasiado y tendrán una textura gomosa.
El momento de pelar los huevos es también importante, y uno de los errores que más cometemos es el de pelarlos cuando aún están calientes, ya que puede ocurrir que nos queden trozos de huevo pegados a la cáscara.
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