Usain Bolt ya es leyenda, se lleva el oro también en los 200 metros

  • El jamaicano repite el doblete en 100 y 200 m. que ya logró en Pekín 2008.
  • Nadie en la historia ha logrado repetir estos triunfos, entra en la leyenda.
  • La marca de Usain Bolt (19.32) no bate ni el récord del mundo ni el olímpico.
  • Jamaica hace triplete con la plata de Yohan Blake y el bronce de Warren Weir.
Usain Bolt se tapó la boca con el dedo a su llegada en los 200 metros en los Juegos de Londres.
Usain Bolt se tapó la boca con el dedo a su llegada en los 200 metros en los Juegos de Londres.
EFE
Usain Bolt se tapó la boca con el dedo a su llegada en los 200 metros en los Juegos de Londres.

El jamaicano Usain Bolt conquistó su segunda medalla de oro en los Juegos de Londres al ganar los 200 metros con un tiempo de 19.32 y revalida el doblete olímpico de la velocidad que obtuvo hace cuatro años en Pekín. El jamaicano ya es leyenda.

Cuatro días después de ganar los 100 metros con la segunda mejor marca de la historia y nuevo récord olímpico (9.63), Bolt ha completado su objetivo de repetir en Londres.

La medalla de plata, con un registro de 19.44, ha sido para su compatriota Yohan Blake, actual campeón del mundo de 100 metros, y la de bronce para Warren Weir, completando un triple jamaicano.

Cinco días después de coronarse campeón de 100 metros con la segunda mejor marca de la historia (9.63), Bolt ha vencido en 200, aunque no pudo con su récord mundial (9.58), ni tampoco con su récord olímpico (19.30).

Bolt partió en 180 milésimas y se benefició de una curva más abierta en la calle siete. Blake, en la cuatro, salió en 172 milésimas pero, obligado a contenerse para no pisar fuera de su carril en la curva, desembocó en la recta un paso por detrás del plusmarquista mundial.

La aceleración postrera de Blake impidió a Bolt relajarse. Hasta los diez últimos metros tuvo que apretar los dientes para no verse atrapado por Blake.

Weir completó el éxito jamaicano y el ecuatoriano Alex Quiñónez, que hace sólo año y medio trabajaba de albañil, logró evitar el último lugar en su primera final olímpica, con una marca de 20.57.

De profesión, atleta legendario

El diccionario de sinónimos no alcanza a suministrar adjetivos bastantes para describir las hazañas de un velocista con una pierna más larga que la otra y con escoliosis que ya puede estampar en su tarjeta de presentación: 'Usain Bolt, atleta legendario'.

En su cuarto año de gracia, Bolt, de 25, ha desarmado en el estadio de Stratford a quienes empezaban a dudar de su progresión, a quienes pretendían suplantarlo ya por su compatriota Yohan Blake, la nueva sensación del esprint.

Bolt, cuya morfología (196 centímetros, 76 kilos) se adapta mejor al 200 que al 100, ha tenido que trabajar a fondo los desequilibrios de su cuerpo para alcanzar la excelencia en el esprint.

La simetría perfecta no existe entre los seres vivos. Una diferencia de centímetro y medio entre una pierna y otra nada tiene de particular para un agente de bolsa o un charcutero, pero cuando las extremidades inferiores son la herramienta de trabajo, hay un problema.

La pierna derecha de Bolt es 1,5 centímetros más corta que la izquierda y eso le ocasiona descompensaciones tanto en los primeros apoyos de la partida como en el impulso. Complicadas con una escoliosis, las tensiones le afectan, sobre todo, a la parte baja de la espalda, donde el jamaicano tiene su verdadero talón de aquiles.

A base de tablas de ejercicios abdominales y lumbares, Bolt sobrelleva sus molestias en la espalda, que de vez en cuando le obligan a interrumpir los entrenamientos.

Mala experiencia en Atenas 2004

La primera experiencia olímpica de Bolt, con 17 años, fue amarga. No deseaba participar en los Juegos de Atenas 2004 pero le convencieron. En las series de 200 metros notó un pinchazo y cruzó la meta andando. La prensa jamaicana se ensañó con él. Blando y cobarde, le llamaron.

Pasó una breve crisis de confianza, hasta que encontró a Glen Mills, el hombre que hizo del cristobalense Kim Collins, un peso ligero entre los velocistas (1,74 metros, 65 kilos), un campeón del mundo, en París 2003.

Mills le encomendó al doctor alemán Muller-Wolhlfahrt, que le reveló su imperceptible cojera y le invitó a trabajar en ejercicios de compensación, además de fortalecer su espalda en el gimnasio.

Una vez que Bolt recompuso su cuerpo, sus cualidades innatas le otorgaron la supremacía. Si conseguía mover sus largas piernas a la velocidad con que lo hacen otros velocistas más pequeños sería imbatible, especialmente en los 200 metros. Y eso ha ocurrido.

Pero sus deficiencias físicas le pasan factura de tarde en tarde. Bolt sigue visitando con frecuencia la consulta del médico alemán. Lo ha hecho también antes de los Juegos de Londres, después de su doble derrota frente a Blake en los campeonatos jamaicanos.

Los consejos del galeno alemán han vuelto a ser mano de santo. Ahora cuenta en su clientela con el único atleta que ha ganado el doble-doble de la velocidad olímpica.

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