¡Maricón el último!

La alegría desbordada entre los aproximadamente 12.000 sevillistas que se deplazaron hasta Holanda para ver el partido tuvo su punto culminante anoche en el aeropuerto de Eindhoven.

Cuando los cientos de aficionados se arremolinaban para embarcar con destino a España, uno de los pasajeros, preso de la alegría y el cachondeo propio de tan feliz noche, tuvo la genial idea de hacer la típica gracia.

De lo más profundo de su garganta salió un profundo grito que movilizó a las masas que esperaban su turno para subir a los aviones: ¡¡Maricón el último!!, grito con todas sus ganas.

Y cual orden militar, muchos parece que se dieron por aludidos y echaron a correr, unos por aquí, otros para allá, con tan algarabía y alboroto que algunos de ellos embarcaron en el avión que no le correspondía.

Un lío, vaya, uno más dentro del tremendo jolgorio que el Sevilla armó ayer en Europa.

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