En Sao Paulo, de niña, Rosangela Sousa se empeñó en luchar contra el tópico de que los chicos son mejores al fútbol que las chicas. "Siempre jugaba con ellos. Era la única niña. Tienen más fuerza y, por eso, sus acciones parecen mejores. Son más rápidas", explica la jugadora de fútbol sala, nacionalizada en mayo y que el lunes debutará con la selección española en el Mundial de Fútbol Sala que, casualmente, se juega en Brasil.

Formó parte del primer equipo femenino de la canarinha que disputó un amistoso, pero hace cinco años hizo las maletas y se vino a Europa. "Era el momento perfecto para vivir una aventura. Me apetecía conocer el fútbol sala europeo. Es más competitivo, hay menos diferencia entre equipos".

Ronsagela, Ro en el vestuario, vive "más o menos" del fútbol sala. "Por las mañanas trabajo de monitora en un comedor de colegio y por las tardes entreno", cuenta la futbolista del Valladolid FSF.

A lo que no termina de adaptarse es al "frío seco que llega a los huesos" de Pucela. "No me queda más remedio, pero me cambia el carácter". Sin embargo, agradece "la seguridad que hay en España comparada con Brasil. Aquí puedo salir a las calles sin mirar a los lados".

Rosangela agradece cómo la han recibido sus compañeras: "Soy la nueva, la adoptada, y me ayudan en todo. Vengo a sumar. Soy una más", afirma una jugadora que no encarna la típica magia brasileña. Es más trabajo y corazón.

La selección busca destronar a Brasil en su país. Rosangela promete: "Si les meto un gol, lo celebraré".