Robinho aún tiene 25 años, una edad adecuadísima para rehabilitar su estancada carrera futbolística, pero parece que su discreto paso por el Manchester City mengua cada vez más su cacareado afán de grandeza.
Así, el brasileño ha admitido que está "insatisfecho" en la entidad inglesa, algo que no debería sorprender teniendo en cuenta sus pobres números y la escasa repercusión deportiva del club en el panorama europeo, y que tiene "interés" en volver al Santos brasileño según su presidente, Marcelo Teixeira, algo que sorprende poderosamente.
El díscolo delantero abandonó la disciplina del Real Madrid el pasado verano, harto de ver su nombre como moneda de cambio en la truncada contratación de Cristiano Ronaldo. Su intención era firmar por el Chelsea, pero al final fue el Manchester City el que se llevó al escurridizo punta.
"En el Real Madrid no puedo ser el mejor futbolista del mundo", se hartó de decir. Su deslumbrante actuación ante el Cádiz en 2005, en su puesta de largo oficial con el equipo blanco, le situó como emergente crack. Cuatro años después, y dispuesto a tomar el camino de figuras en decadencia como Ronaldo o Adriano, la incertidumbre se asoma al horizonte de Robinho.
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