Liga de Campeones: juegan once contra once y termina ganando el Real Madrid porque sí: jugando bien o fatal, con solvencia o pasándolas canutas como ayer, pero muy canutas. No fue un partido el duelo del Bernabéu, fue un infarto de 100 minutos que terminó con el Madrid clasificado para su tercera final consecutiva de Champions y cuarta en los últimos cinco años.

Madrid y Bayern están diseñados para atacar mucho y defender poco y mal. Así, al segundo minuto la pifia de Ramos ya había mandado al marcador el primer tanto alemán, con la parroquia todavía convaleciente tras el episodio juventino. No habría paz en la hora y media siguiente. La primera parte navegó de un área a otra, sin apenas debates en el centro del campo, donde la ausencia de Casemiro descosió el ya de por sí débil andamiaje defensivo blanco.

El Madrid era un colador pero el Bayern no daba con la tecla, mientras su defensa tampoco estaba para tirar cohetes: a la primera que Marcelo se asomó por su autopista mandó un centro a la espalda de un despistado defensa muniqués. En su espalda, escondidito, estaba Benzema, que cabeceó a la red el empate.

No hubo tiempo para relajarse porque el asedio regresó, las ocasiones también y el Madrid terminó suplicando el descanso, aliviado con su llegada y con una mano postrera de Marcelo que el árbitro no quiso ver como lo que era, penati.

No había pasado ni un minuto de la segunda mitad cuando llegó la jugada que determinaría el partido,una mala cesión de Tulisso que Ulreich convirtió en una cantada descomunal: quiso coger el balón, pero no podía, intentó patearlo y no fue capaz; Benzema solo tuvo que acompañar la jugada para poner el 1-2 y reivindicarse en el Día del Trabajador, que tiene su cosa. El Bernabéu lo quiso ayer un poquito más.

Los cinco minutos siguientes pusieron contra las cuerdas al Bayern, pero el Madrid no fue capaz de noquearlo, y el asedio que siguió fue aún más brutal.

El balón rondaba el área de Navas cada dos minutos y no había forma de achicar tanta agua. James hizo el 2-2 y la situación se volvió insoportable para los jugadores de Zidane, incapaz de encontrar remedio desde la pizarra, por mucho que Bale y Casemiro comparecieran en el campo para aliviar la crisis. Pero nada.Keylor evitó el naufragio.

Tocaba sufrir y el Madrid supo hacerlo, frustrando a un Bayern que mereció más y terminó eliminado. En selecciones dicen que ganan los alemanes, pero en la Champions...