El Liverpool se enfrentará al Real Madrid en la final de la Champions League, que se disputará en Kiev el próximo 26 de mayo. El cuadro entrenado por Jürgen Klopp ha eliminado a la Roma en las semifinales, y peleará con el equipo blanco por conquistar su sexta Copa de Europa.

Mohamed Salah: Indiscutiblemente, la gran estrella del equipo, y lo ha sido contra todo pronóstico. No hay duda de que tras su fabuloso rendimiento en Fiorentina y Roma se ganó el respeto de todo el fútbol italiano y que sus características encajaban de maravilla con el juego de Jürgen Klopp, pero su facilidad goleadora ha reventado todos los pronósticos, hasta el punto de que el egipcio está en la carrera por ganar el Balón de Oro, algo a todas luces impensable hace nueve meses.

Firmino y Mané, socios de lujo: El brasileño es uno de los grandes motivos del espectacular rendimiento de Salah. El ex del Hoffenheim se trata de un delantero atípico, que juega muchas veces en zona de medio campo y eso permite al egipcio ser el finalizador real del equipo. Tanto él como Mané se aprovechan de ese trabajo, y los tres conforman uno de los tridentes de ataque más poderosos del mundo.

Contragolpe devastador: El Liverpool machacó al Manchester City con salidas rápidas y verticales, fulminando a la adelantada defensa del equipo de Guardiola. Con el tipo de centrocampista que tiene el Real Madrid, y más si juega Isco, la posibilidad de contraataque para el equipo inglés será muy alta, ya que el Madrid puede tener muy balón y por tanto, muy adelantada a su zaga.

Klopp y el peso de su historia: Jürgen Klopp ha cambiado radicalmente el ánimo de un club abatido. El Liverpool ha vuelto a confiar en su plan de juego y ha afilado su colmillo, y por si fuera poco cuenta con un bagaje histórico que provocará un ambiente previo a la final de inevitable seguridad en sus posiblidades. De hecho, el cuadro red ya le ha vencido al Real Madrid una final de la Copa de Europa.

Portería: Karius ha conseguido darle más estabilidad a la portería del Liverpool, después de que Mignolet viniera siendo fuertemente criticado por sus irregulares actuaciones en los últimos años. Sin embargo, el alemán, al que Klopp conocía muy bien después de rendir a buen nivel en el Mainz 05, aún no se ha mostrado como un portero que pueda codearse con la élite más selecta.

Fiabilidad defensiva: De igual forma que la titularidad de Karius ha elevado el nivel bajo palos, la incorporación de van Dijk es indiscutiblemente un salto cualitativo en el centro de la zaga. Sin embargo, el Liverpool aún no consigue, a nivel colectivo, mostrarse lo suficientemente sólido cuando el rival consigue merodear por su área, y eso ante Cristiano Ronaldo puede ser lapidario.

Alternativas en el banquillo: Si comparamos ambas plantillas, las opciones de Zidane para adaptarse a las necesidades de la final son muy superiores. A Klopp, una eventual baja en ataque le trastocaría todo el plan de juego, mientras que ya anda justo en otras zonas del campo con lesiones como la de Oxlade-Chamberlain. Si el francés sabe jugar sus bazas, no cabe duda de que parte con una ventaja evidente.

Irregularidad: El Liverpool es una constante montaña rusa. Cuando entra en ebullición es capaz de masacrar a cualquiera, sobre todo gracias al excelso nivel de sus tres atacantes, pero le cuesta bastante ser estable durante los 90 minutos. El choque de ida frente a la Roma, donde permitió que su rival dejase abierta la eliminatoria en los últimos minutos a pesar de ir ganando 5-0, es un claro ejemplo.