Lo mismo que el formato del Criterium Internacional es un menú degustación de los mimbres de una vuelta de tres semanas (los grandes mimbres del ciclismo de carretera: un poco de sprint, algo de montaña y por supuesto también una crono), los Tres Días de La Panne, Driedaagse De Panne, que por algo son en Bélgica, en el Flandes que aguarda su Tour este domingo, son una concentración de esencia de 'clásica'. Empedrados y colinas rematados, eso sí, por un par de posibles llegadas al sprint y una clausura contrarreloj. De camino a Zottegem se pasan la Berendries, colina que ameniza la Ronde. Y la Tiegemberg se atraviesa este miércoles en la segunda etapa camino de Koksijde.

En Zottegem prolongó este martes su idilio con la victoria el eslovaco Peter Sagan, un 'enfant-terrible' del ciclismo que el pasado domingo venció su primera clásica, la Gante-Wevelgem, rozó ese estreno en la Milán-San Remo dos domingos atrás y se postula, pese a su (teórica) inexperiencia, como el hombre a batir este próximo domingo en el Tour de Flandes.

Tras cinco horas casi clavadas de carrera, Sagan impuso su punta de velocidad en un grupo de diez ciclistas que, gracias a un encadenado de ofensivas en los últimos kilómetros, llegó destacado a la meta con nueve segundos sobre el pelotón principal, una fuga en la que el ciclista del Cannondale tuvo mucha presencia y mantuvo un interesante pulso táctico con el galo Sylvain Chavanel (Omega Pharma). En la llegada Sagan aceleró y batió por poco al francés Arnaud Demaré (Française des Jeux), que arrancó el sprint "coaccionado" por un movimiento de Sagan que parecía cerrarle.

Sagan, 23 años desde enero, acumula un palmarés impensable para un ciclista a su edad. Éxitos parciales en grandes vueltas (Tour de Francia, Vuelta a España) y en carreras de una semana, victorias en alguna general (Vuelta a Polonia 2011),... 46 triunfos, de momento siete de ellos en este arranque de año. En la Gante-Wevelgem cruzó la meta haciendo un caballito y con idénticos malabarismos ha amenizado al aficionado en la cima de algún gran puerto. Puro espectáculo que no a todo el mundo le agrada. "No me gusta Sagan. Me irrita. No tiene respeto por los demás corredores", comentaba el suizo Fabian Cancellara en las páginas de L'Équipe.

Lo cierto es que los Tres Días de La Panne no son una carrera con mucho peso en el ciclismo español. A los entendidos les gustan esos piques, esos ataques y esos contraataques seguramente pasados por agua. Y los equilibros sobre el firme en la revirada contrarreloj. En 2013, de hecho, apenas un español que corre en un equipo extranjero, el Lotto,  toma la salida: el mallorquín Vicente Reynés, 54.º en la primera etapa con el mismo tiempo que el pelotón. Brasil o Sudáfrica tienen más representantes. Y Corea del Sur, los mismos. Una anécdota. Y un buen resumen.

Sólo Luis León Sánchez, en 2006, estuvo a punto de ganar. Acabó tercero. Estuvo muy activo en la primera etapa y llegó a la crono con opciones. Pero  un pinchazo en el kilómetro 7 de una crono de 11 acabó con ellas. Eso no le privó del podio. Más allá, un páramo. Un curioso vacío que se remonta hasta su creación en 1977.