El fútbol se encarga de alimentar sus tópicos de forma periódica. Este sábado, en Sochi, Alemania ganó a la alemana. Muy a la alemana. Un gol de Toni Kroos en el minuto 95, cuando expiraba el tiempo extra, salvó de una eliminación casi segura en el Mundial de Rusia 2018 a la vigente campeona, la que nunca desfallece.

Al descanso de su partido contra Suecia, Alemania estaba matemáticamente eliminada. El seleccionador, Joachim Löw, movió sus piezas. Apostó por un tanque de área como Mario Gómez y el partido cambió. Su equipo aunó lo mejor de la Alemania de siempre y de la actual generación: empuje, verticalidad más dominio y cabeza.

No obstante, a punto estuvo de sucumbir. El empate logrado por Marco Reus nada más empezar el segundo tiempo no garantizaba nada; al contrario, tan sólo rebajaba la eliminación de segura a probable, pues a México y Suecia les servía un empate en el partido que les enfrentará dentro de unos días.

Con la soga al cuello y un jugador menos por la doble amarilla a Jerome Boateng, Alemania alcanzó el descuento. La segunda parte había sido un asedio, pero sin frutos. Fue entonces cuando Suecia regaló una última ocasión en forma de falta junto al vértice del área. Reus y Kroos colocaron el balón cerca del pico del área. El jugador del Borussia la tocó para el del Real Madrid, que se aprovechó de una barrera poco nutrida (sólo dos hombres) y de la incapacidad del portero Olssenpara tapar alguno de los dos palos.

La rosca perfecta de Kroos hizo revivir a Alemania y le redimió a él, que había cometido un error fatal en el gol de Suecia: una pérdida de balón que originó la jugada del gol de Toivonen.

Ahora, Alemania afronta la última jornada en el segundo puesto del grupo, por detrás de México (6 puntos) y le basta con ganar a Corea del Sur para meterse en octavos de final.