Impulsora de una Federación Española de Triatlón (FETRI) en la que ejerció de secretaria general, dirigente de la Comisión Mujer y Deporte del Comité Olímpico Español durante seis años, presidenta de la Federación Europea (ETU) y desde noviembre de 2008 presidenta de la Federación Internacional, el currículo de Marisol Casado sufrió el viernes otra actualización.

A propuesta de José Antonio Samaranch jr. y el japonés Chiharu Igaya, la madrileña, de 53 años, fue designada como uno de los seis nuevos miembros del Comité Olímpico Internacional (COI), integrado hasta ese día por 108 personas. "Es otro paso natural dentro una evolución personal en el mundo de la gestión deportiva", resumía antes de partir hacia Vancouver. La elección resultó un acto protocolario: "La asamblea nunca fue en contra de lo acordado por el comité que estudia los nombramientos".

Casado bromea con su perseverancia, hija de años de práctica atlética y triatleta –"Soy de fondo; si algo no es hoy, mañana"– y defiende la integridad de un COI siempre cuestionado por corruptelas pasadas: "Se proyecta una imagen de club cerrado que no es tal. Es una organización democrática que tiene mucho interés en los códigos de buen gobierno y ética. Su responsabilidad es alta. Se podrá estar de acuerdo con sus decisiones, se podrá pensar que todo el sistema, en comparación con la sociedad, es un poco antiguo; pero no hay otra verdad: cada miembro, un voto".

"La vida se mueve muy rápido y el movimiento olímpico, cada cuatro años", añade. Quizá sea su reto inicial.

En pos del peso olímpico perdido

Samaranch jr. –su padre es presidente honorífico– y Casado son los dos miembros españoles del COI. "Por diferentes circunstancias, como el fallecimiento de Alfredo Goyeneche (2002) o la jubilación de doña Pilar de Borbón, o la ausencia de dirigentes en federaciones olímpicas, España ha perdido peso frente a otros países", valora Casado. Italia, por ejemplo, tiene cinco.